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TG - Capítulo 725
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Capítulo 725: Plan.

Capítulo 725: Plan.

Elderia abrió los ojos de repente. La visión de una espada cortando su cuello todavía estaba presente.

Sin embargo, a diferencia de cuando entrenaba en ese mundo mágico donde ella podía luchar con todo tipo de enemigos, esta vez ella reaccionó de inmediato al darse cuenta de que el lugar donde se quedaba cambio.

Antes estaba en una habitación extraña, muy diferente de lo que ella había visto e incluso entre la nobleza. Desde los muebles, la estructura o incluso los artefactos, todo era diferente y extraño.

Ahora lo que la rodeaba era una cama, aunque cómoda no lo suficiente agradable como la habitación que antes había tenido.

“Una taberna?” Murmuró Elderia.

Ella no estaba preocupada. No cuando aquellos individuos de gran poder la protegían así que no se asustó de despertar en un lugar diferente.

Una taberna de las tantas que ella había ido y si bien era ligeramente superior a lo que normalmente ella visitaba en su tiempo como mercenaria, seguía siendo una taberna.

Ella se levantó de la cama, se acomodó la ropa que siempre llevaba y observó por la ventana de la taberna viendo la ciudad que reconoció a simple vista.

Las calles limpias, los edificios bien estructurados y la gente caminando por la calle, ella reconoció la capital del Reino de Beldaría.

¿Cómo llego aquí? ¿Aquella Gran Maestra que la ayudaba vino a la ciudad? ¿Que estaba sucediendo? A pesar de sus preguntas, Elderia preparó su ropa y luego bajó al primer piso de la taberna.

Ahora ella alcanzó el rango S y su nivel había aumentado en un corto tiempo, como tal ella tenía confianza y la experiencia de las batallas por la cual ella había pasado, afianzó su confianza.

Al bajar, se acercó al tabernero viendo los cuchicheos y también varios guardias de la ciudad, riéndose y festejando bebiendo sin control.

“¿Sucede algo?” Preguntó Elderia al tabernero.

Ella podía notar dos clases de personas entre aquellos presentes en la taberna. Primero eran personas como el tabernero o aquellos que estaban almorzando, personas normales que disfrutaban su comida en silencio o que cuchicheaban entre ellos.

Luego los guardias de la ciudad, quienes reían a carcajadas sin importarle la paz de otros y bebían a pesar de que era de día. No era extraño que guardias actuaran de esa manera y más en la capital donde ellos tenían el respaldo del Guardián de Beldaría.

Aun así, festejando a plena luz del día mientras la otra mitad estaba silenciosa era raro.

“El Guardián de Beldaría fue atacado.” Murmuró el tabernero en silencio y mirando a los guardias, añadió en voz baja. “Se dice que la persona que lo atacó fue una mujer que cortó el palacio por la mitad.”

La Gran Maestra vino a su mente de inmediato… Una mujer que cortó el palacio a la mitad sonaba similar a aquella mujer que ella vio cortar montañas.

“Se dice que la batalla fue afuera de la ciudad. Gran parte del bosque fue destruido y se escuchan rumores de que el Guardián de Beldaría fue gravemente herido antes de detener a la asaltante.” Murmuró el tabernero y su voz al hablar del Guardián revelaba pena.

“¡Viva el Guardián de Beldaría!” Gritó uno de los soldados y luego miró a aquellos que estaban presente en la taberna.

“¡Viva!”

Las voces de aquellos que estaban en silencio o que comían se elevaron, no orgullosas ni tan fuerte como aquella de los soldados. Incluso Elderia fue una de ellas.

Ella había visto lo que podía ocurrir cuando no se obedecía la reglas incluso de meros soldados. Ellos podían acusar inocentes y si esas personas no tenían poder, influencia o dinero no podían escapar.

Así era para todos. Desde el tabernero, aquel trabajador que trataba de comer lo más rápido o irse o hasta los aventureros. En este reino era fácil desaparecer cuando se enfrentaba a personas con poder, aunque el poder fuera muy superficial.

Elderia salió de la taberna y caminó por la calle viendo los guardias festejar al igual que aquellos lealistas al Reino de Beldaría.

¿Estaban feliz de que el Guardián de Beldaría sobreviviera? ¿O feliz de que debido a que ese hombre sobreviviera su forma de vida no cambiaría? Quizás era ambos.

Ella caminó por la ciudad y empezó a preguntar a aquellos que podían darle respuestas. La información era mixta, rumores y más rumores siendo difícil identificar la verdad de la mentira.

Aun así, un hecho estaba claro…

“El Guardián de Beldaría luchó contra una mujer y gano. Al atardecer la ejecutaran frente a la plaza del palacio.”

Tal idea ella escuchó varias veces. La información de la batalla difería, algunos decían que la mujer hirió al Guardián de Beldaría de gravedad, otros decían que el Guardián de Beldaría ganó sin resistencias, pero algo no cambiaba… El hecho de que la mujer fue capturada y que iba a ser ejecutada.

Elderia que estaba en medio de la calle, tragó con dificultad. El Reino de Beldaría era peligroso y la capital también.

En la capital las personas trabajaban duramente para sobrevivir y sí que era difícil. Matones que buscaban protección, soldados que exigían sus pagos personales, comerciantes exigían sobreprecio y nobles.

La gente con deudas podía terminar como esclavos, los jóvenes y jovencitas más guapas, podían ser atrapadas por nobles, los niños podían desaparecer y... Los peligros continuaban sin parar.

La capital era un sitio donde los más débiles eran presas y tal idea se extendía a todas partes del Reino de Beldaría… Ella lo sabía, entendía la verdad y por tal razón cuando vio a esa mujer, no le hablo.

Confiar en alguien que podía cortar montañas era una locura. Esa clase de persona podía asesinar a quien quisiera y nadie causaría problema.

Aun así…

“¿Por qué lo hizo?”

¿Por qué la Gran Maestra atacó al Guardián de Beldaría? Ella recordó cuando ella pidió ayuda para entrenar, la respuesta y la sonrisa fue sincera. Una mujer que ayudaba simplemente por propia voluntad y gusto.

Sin intenciones perversas o incluso sin deseo de gratitud, simplemente alguien que ayudaba de forma natural.

En un mundo donde todos trataban sobrevivir pisando al otro, ella fue extraña, rara… Única.

“Mierda… Mierda…” Elderia maldijo en voz baja cuando una idea surgió en su mente.

Una idea alocada, que ella no habría hecho y que era nada más que una locura sin sentido. ¿Cómo no lo seria? Ella, aunque siempre busco fortalecerse luchando por su vida no era alguien que haría una estupidez.

Tomar decisiones era una cosa, pero ahora…

“Tengo que salvarla…” Murmuró y cuando su voz salió, ella sintió la adrenalina recorriendo todo su cuerpo.

Era un suicidio lo que pensaba hacer, una decisión sumamente estúpida que la llevaría a la muerte. Tal era el único resultado para aquellos que se enfrentaban al Guardián de Beldaría, pero, aun así, ella no iba retroceder.

Una vez que entró en su mente, ya no pudo dejarla.

Su Gran Maestra tenía algo único en ella. Era esa naturalidad para ayudar, la sonrisa y la calma con la que ella la ayudó, que hizo que ella quería devolver la ayuda.

O al menos intentarlo.

******

Aurora sintió su cuerpo mientras meditaba con los ojos cerrados. Pudo percibir la energía mágica recorriendo su cuerpo en su totalidad y cuando ella profundizo aún más, pudo percibir sutilmente su concepto de luchadora.

Era difícil describir su concepto de luchadora en palabras. Un concepto abstracto que ella daba forma únicamente por la información y por su propio entendimiento. La ‘Caldera’, tal era el nombre del concepto que englobaba la capacidad de fortalecerse por medio de sus emociones.

Sus propias emociones alimentaban su cuerpo, fortaleciendo su aura y permitiendo que ella mostrara una fuerza mayor entre más fuerte fueran sus propias emociones.

Sin embargo, esta vez fue diferente. Se trataba de algo dentro suyo, como un punto de luz difícil de discernir que atraía no solamente sus emociones, sino que emociones de otros de una manera que ella ni siquiera se le ocurría alguna explicación.

Aurora se concentró aún más en esas emociones, yendo más profundo y…

“Otra vez no han cobrado impuesto. Esta es la tercera vez en el mes.”

“Espero que las cosas mejoren…”

“Malditos bastardos. Quiero que todos ustedes mueran…”

Ella escuchó las voces que daban forma a esas emociones que ella estaba atrayendo y que podía usar para fortalecerse.

La tristeza, esperanza e ira de personas que no conocía y de individuos que ella ni siquiera podía saber si estaban vivos o no.

Durante su batalla con el Guardián de Beldaría, ella supuso que parte de las emociones provenían de todos aquellos que ese hombre había asesinado o incluso de quienes lo odiaban, pero ahora que ya no estaba… Las emociones todavía continuaban.

Aurora abrió sus ojos de repente y observó el otro lado de los barrotes de la prisión en la que se encontraba y fijamente en un punto específico, que no era la pared vacía.

Su mirada se fijó en aquel que se ocultaba con naturalidad al otro lado.

“Parece que al estabilizarte tus sentidos han mejorado.” Dijo su hermano con una sonrisa orgullosa a que ella lo descubriera.

Aurora observó a su hermano, ella podía ver la sonrisa y podía entender que él estaba orgulloso, pero también podía sentirlo. Más allá del entendimiento, la compresión dada al escuchar su voz o ver su expresión.

Ella podía sentir el orgullo de él y también sentía que podía utilizarlo para fortalecerse. Usarlo para quemar la emoción con su concepto y volverse más fuerte.

“Esto no tiene sentido.” Murmuró Aurora con total honestidad.

Su Concepto antes de desarrollarse podía explicarse. Las emociones podían presionar al cuerpo para llevar a fortalecerse o incluso en la tierra donde las personas podían subir de rango con voluntad o incluso iluminación, las emociones jugaban un papel fundamental para el desarrollo de los terrícolas y más para el suyo.

Sus emociones daban forma a su voluntad que a su vez ella podía usar por medio de su espada pintando el mundo con los colores que representaban sus auras. Como luchadora ella podía usar cualquier emoción que estuviera sintiendo para fortalecerse.

Sin embargo, lo que estaba sintiendo ahora sobrepaso el rango de lo normal, de lo explicable y lo que ella podía entender.

“Así es romper el límite de lo mortal.” Respondió su hermano.

Aurora miró a su hermano. Vio la sonrisa y pudo percibir el orgullo junto a cierta felicidad como si se estuviera divirtiendo alegremente al ver su estado.

“No sé qué te sorprende. Ya tus auras han dejado de ser algo que mortales puedan realizar.”

“No mis auras siguen siendo único, pero no extraordinario… No ‘Divino’ como esto.” Dijo Aurora y levantándose en calma, detalló. “Puedo sentir emociones y escuchar voces en esas emociones. Voces de personas que no conozco. De personas que ya no están o que están a cientos de kilómetros.”

Ella habló abiertamente. No estaba asustada de la situación o preocupada, ella trataba de analizar lo que estaba sucediendo con su concepto.

Sus auras eran únicas y Aurora entendía lo increíble que era que sus auras afectaran planos que iban más allá del físico. Su aura blanca podía afectar la mente si lo deseaba, su aura verde podía ignorar el espacio y su aura oscura negar la energía mágica.

Sin embargo, a sus ojos, ella se mantenía en lo que un mortal podía hacer. Uno bastante único, pero minúsculamente ‘posible’.

“Eso significa la Divinidad. Algo extraordinario, que sigue sus propias reglas, una que algunos establecen para sí mismo. Las voces que escuchas pueden venir de personas que ya no están, vestigios del pasado que quedan como espíritus o ecos del tiempo. O simplemente de miles de kilómetros de un lugar que no puedes ver ni escuchar. Al menos ahora.” Dijo su hermano y abriendo la puerta, explicó. “Este mundo que no tiene Dios es único llevando a que el ser más cercano a lo divino pueda recibir esa atención.”

Aurora escuchó atentamente y su hermano continuo.

“Para diferentes tipos de Dioses sería diferente. Un Dios Gobernante escucharía las voces de su súbdito, un Dios Vengativo escucharía las voces de aquellos que desean venganza, pero alguien relacionado fuertemente a las emociones…” Él se detuvo, la observó y desvió la mirada y sonrió. “Cada ser vivo tiene emociones. Sus voces pueden ser un alimento o la creación de la base para la divinidad. Siguiendo la guía correcta puedes convertirte en la Diosa de los Deseos, de la Esperanza, de la Venganza o de las Emociones.”

Aurora pensó en Cithrel, su amiga quería convertirse en Emperatriz y estaba usando el Imperio Falion para convertirse en una Diosa, una Diosa que gobernaría sobre sus súbditos. 

¿Ella escuchaba las voces de sus súbditos? 

En su caso eran las emociones, pero ella no era que escuchara las emociones para satisfacerlas, sino que las utilizaba para alimentar su cuerpo y fortalecerse.

“Crees que sea peligroso?” Preguntó Aurora con curiosidad.

¿Qué pasaba si ella utilizaba su concepto a su máxima potencia? Antes al ser sus propias emociones su concepto no tenía consecuencia.

Ahora, las emociones no eran de ella, sino que de otros.

“Depende de ti. Ahora eres un rango SS, un cuerpo y alma débil como para ejercer la fuerza de la divinidad tanto de tu espada como de tu concepto de luchadora. Sin embargo, una vez que te hagas lo suficiente fuerte…” Su hermano guardó silencio durante un segundo y luego finalizó. “El límite es tu propia voluntad.”

Aurora respiró hondo y exhalo alejando los pensamientos más peligrosos.

Ella no podía usar su concepto a su máxima potencia debido a que su propio cuerpo no podía resistirlo y probablemente su alma tampoco. Aun así, la idea de si ella usaba su poder de manera desmedida… Podría alimentarse de las emociones de una persona sin resistencia.

¿Qué pasaba si se alimentaba de las emociones al nivel de hacer daño? ¿No dejaría a la persona sin ninguna emoción? ¿Qué significaba que un ser humano no tuviera emociones? 

Aurora tuvo demasiado preguntas, tanto a nivel de psicología y las emociones como a un nivel más mágico.

“Al alcanzar el rango SSS tu cuerpo, mente y alma se fortalecerá lo suficiente como para manejar la divinidad. No tan bien como un ser Divino, pero cerca. Aunque aún mortal. Únicamente alcanzando la divinidad, tu cuerpo, mente y alma cambia. Podrás realizar hazañas extraordinarias, no solo escuchar las voces, verlas y observar de donde provienen. Dividir tus voluntades y conciencias para estar presente en múltiples lugares… O al menos tal esa la teoría.”

Su hermano se rio tontamente y ella se relajó y agitó la cabeza con una sonrisa. Él hablaba teóricamente y si bien era probable que sus fuentes fueran verídicas, ambos desconocían hasta las capacidades de ese estado.

“¿Crees que tu cuerpo real sea un Dios en este punto?” Preguntó Aurora con curiosidad.

“¿Te refieres a tu verdadero hermano?” Cuestionó su hermano y él se rio al ver que ella se encogía de hombros. “No lo creo. Si lo fuera es probable que la pequeña porción del alma que da forma a mi existencia lo sentiría.”

¿Así que su hermano probablemente no era un Dios? Ella pensaba que debido a quien era la novia, él ya hubiera alcanzado ese logro.

“Tampoco alcanzamos el rango de Semidiós si tienes curiosidad. Terra nova era complicado y limitante. Después de todo, mi verdadero cuerpo estaba en la Tierra.” Añadió Karl como si entendiera su curiosidad.

¿Magia tan extraordinaria y no alcanzó la divinidad? Aurora tuvo esa pregunta, pero viendo a su hermano en este momento, ella supuso que su verdadero hermano probablemente tenía una gran ambición.

Después de todo, si su pareja era una Primordial, era poco probable que quisiera quedarse atrás.

“Entonces… ¿Cuál es la situación?” Aurora se concentró en la tarea que tenía a manos.

Dejó su curiosidad o su estado de lado y se concentró en el ahora. Y ahora la situación no era la mejor.

“Hice una ilusión del Guardián de Beldaría y llame a los nobles para presenciar tu ejecución. Actualmente miles de mis clones siguen tomando el control de los puntos importantes de todo el Reino de Beldaría.”

Aurora estaba decidida a cambiar este mundo. Asesinar al Guardián de Beldaría, era el primer paso, pero no el más importante.

No, ella necesitaba tener el control del Reino antes de empezar su plan. Únicamente cuando controlara el reino podía reducir el caos que sucedería y cualquier consecuencia a las personas inocentes.

Como tal, necesitaba controlar guarniciones, militares, comerciantes, nobles y miles de otros individuos por todo el Reino de Beldaría, entre ellos incluyendo a los nobles más importante que venían a su Ejecución.

Sin embargo, no era suficiente.

“¿Puedes controlar todo?” Preguntó Aurora con determinación.

“Mis clones pueden crear más clones. La magia mental puede controlar a las personas adecuadas y la magia de ilusión puede remplazar a quien quiera.” Respondió Karl y recibiendo su mirada, añadió. “Pero realizar esta acción en solitario… No es algo que pueda mantener por mucho tiempo. No a este ritmo.”

Él creó miles de clones utilizando núcleos de rango SS, pero para obtener información y ahora ocupar todo el reino… ¿Cuantos clones sus clones crearon? ¿Miles de ilusiones? ¿Cientos de miles?

Todo siendo una persona.

El problema provenía de que él no había traído un gran suministro y debido a que ambos habían venido de repente a este mundo, también vinieron solos. 

No tenían nadie con quien contar ni nadie a quien pedirle ayuda y lo necesitaban. Aurora pensó en Zerzura.

La Gran Ciudad de Zerzura no sería lo que es sino fuera por personas como la Cardenal Brousseau, la Empresa Apicius, el Ministro Turay, los paladines, sacerdotes, aventureros, mercenarios e incluso los civiles mismos… Básicamente todos aquellos desde el más alto nivel hasta la persona que aportaba su grano de arena a menor escala.

“Necesitamos ayuda.” Dijo Aurora y su mente empezó a planear.

Ella necesitaba utilizar a las personas de este mundo. Únicamente ellos podrían cambiar este mundo y para hacerlo necesitaban apoyo.

El desarrollo necesitaba ir en múltiples direcciones. Ella estaba dispuesta en ser la fuerza que estuviera en lo alto, pero este reino… Este mundo no iba cambiar únicamente por ella.

Tampoco cambiaría por sus buenas acciones. Sus acciones podían llevar a que otros la imitaran y crearía una ola de cambios, pero no era suficiente.

Al menos, no para el tiempo que tenía. Como tal necesitaba respaldo, personas que tuvieran su misma forma de pensar o… Que siguieran su voluntad sin cuestionar.

Sin embargo, soldados no eran lo único. Importante, pero necesitaba más.

“Con la fuerza no podemos cambiar todo. Podemos matar a los nobles, decapitarlos frente a todos y asesinar a cada criminal del reino, pero la sociedad no cambiara. Este mundo no cambiara.” Dijo Aurora ella miró al techo, pensó en Zerzura, desde el pequeño pueblo a la gran ciudad. “Necesitamos mejoras económicas, legales, administrativas, de seguridad, infraestructura, educación y desarrollo. Necesitamos asentar la base del cambio.”

Ella no había visto mucho de este mundo, pero lo poco que había visto le dio ideas para mejorar. Desde los pueblos desconectados entre ellos, la seguridad de que aventureros buscaran problemas, leyes para castigar a criminales, educación para empujar el desarrollo y que la historia de lo que sucedió no se repitiera.

Necesitaba mucha gente, de diferente campo y con diferentes especialidades. Personas capaces que supieran dirigir, guiar, administrar y que tuviera claro cuáles eran los cambios que se necesitaba.

Ella podía encontrar personas dispuestas al cambio en este reino, pero ellos necesitarían aprender hasta que tomaran el asunto por sus manos.

Como tal necesitaba expertos. Similar a los miles de empleados que la Empresa Apicius llevo a Zerzura o los cientos sacerdotes, paladines y creyentes que la Iglesia del Tiempo y el Espacio llevo a la ciudad.

Y, sin embargo, ella no podía obtener todo lo que necesitaba. Quizás Cithrel y el Imperio Falion pudieran cubrir parte del o que pidiera o el Imperio de la Noche Eterna donde su hermano era regente diera otra porción.

En ambos casos, los costos locales serian altos y la ayuda costosa.

“Necesitamos pedir ayuda.” Murmuró Aurora y viendo a su hermano, preguntó. “¿Si te vendiera cuánto costarías?”

La expresión sonriente de su hermano se tambaleo y se volvió ligeramente incomoda hasta que suspiro.

El suspiro fue la respuesta… ¿Cuantos Dioses del Infierno estarían dispuestas a ayudarla con esta colosal tarea?

Tal respuesta estaría por verse.


mode_commentComentario de Evil_Warlord

¡Me disculpo por la falta de capítulo de la semana pasada! Estuve mas ocupado de lo que esperaba y no pude escribir.

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Capítulo 726: Regalo.

Capítulo 726: Regalo.

Aurora mantuvo su mirada en un cristal que proyectaba la situación de la plaza principal de la capital. Su mirada se centró en los nobles que estaban sentados en los balcones en los edificios a cada lado de la plaza.

Ella reconoció algunos, tras leer toda la información que su hermano le había traído, pero en cierta forma no le dio importancia a la presencia de esos nobles. La gran mayoría para no decir la totalidad de los aristócratas eran corruptos, perversos o unos lunáticos en alguna medida.

A quienes ella miró, tampoco fueron los soldados que preparaba la plataforma donde supuestamente su cabeza seria cortada, sino a que las personas que venían desde todas partes de la ciudad.

Algunas por curiosidad, otras atraídas por el miedo. Su hermano avisó del anuncio utilizando la ilusión del Guardián de Beldaría y si bien en este punto la mayoría de quienes trabajaban en el palacio y en el área administrativa estaban controlados por su hermano, todo era de alto nivel.

Lo que significaba que los soldados comunes no eran controlados, al menos no en su totalidad y fueron ellos quienes atrajeron a todas las personas.

Ella alejó su mirada observando otros cristales que mostraban pueblos, aldeas y ciudades por todo el Reino de Beldaría, donde las personas eran atraídas a la plaza sin que ellos se dieran cuenta.

“He preparado la trasmisión.” Dijo su hermano llevando un papel y un pincel, murmuró. “Podemos implementar el sistema de comunicaciones. Manejar la opinión pública por medio de trasmisiones diarias ayudara a controlar la situación y cualquier posible descontento.”

En el papel se mostraba un artefacto traslucido que Aurora apenas podía entender y ella se giró a su hermano.

“Pareces entretenido a pesar de lo que está por suceder.” Dijo Aurora en voz alta.

“Lo único que debo hacer yo es trasmitir un discurso, controlar o arrestar a cualquier individuo que presente un peligro o cause problemas.” Respondió su hermano como si la tarea fuera pequeña y con una sonrisa, añadió. “Y crear un artefacto para implementarlo en todo el reino y trasmitir tu discurso diariamente suena muy divertido.”

Su hermano se rio suavemente viendo su ligera incomodidad. Aurora había dado discursos y no le gustaba, tampoco le agradaba ser la persona que estuviera al frente, a pesar de que entendía las razones por la cual debía serlo.

Era natural, incluso ahora se sentía incomoda y más incómoda por el plan que estaba por implementar.

El plan podía terminar muy mal y no se trataba de que ella fuera considerada una invasora o conquistadora por controlar el reino. Tampoco se trataba de lo que pensaran de ella.

No, Aurora en este punto estaba siguiendo su plan porque ella creía que era lo correcto… No era la primera vez que imponía su creencia entre personas que probablemente la rechazarían.

Quizás no fueran todos, pero aquellos que la rechazarían estarían presente y a ella… No le importaba.

Lo que saldría mal no sería la situación del reino, sino que la escala de toda la situación. Una escala que la excedería por completo y…

“Bien, vamos a trabajar.” Aurora interrumpió sus propios pensamientos y sonriendo, al ver la sonrisa divertida de su hermano, comentó. “El mundo no se cambia solo.”

Ella ya se había decidido y no había vuelta atrás.

******

Elderia se movió entre la multitud mientras tenía una capucha que ocultaba parte de su rostro. Ella se estaba acercando al frente de la plataforma que los soldados estaban preparando.

Su mirada se dirigió a los balcones a varios metros de la plataforma, donde nobles y aristócratas importantes estaban sentados comiendo y bebiendo mientras dialogaban entre ellos.

“Muévanse. Vamos.” Los soldados de atrás de la muchedumbre lo empujaban para que aquellos que fueron atraídos forzosamente se movieran.

Quizás una parte estaba curiosa por aquella persona que luchó contra el Guardián de Beldaría, pero otros fueron atraídos forzosamente… Después de todo, se necesitaba mostrar lo que podía suceder a aquellos que iban en contra del status quo.

Por tal razón, se atrajeron a otros y era probable que también ocurriera por las grandes plazas de la capital, reuniendo a la multitud.

Los soldados y probablemente el Guardián de Beldaría quería mostrar al mundo lo que sucedía con aquellos que se enfrentaban a él… Tal era lo que Elderia estaba pensando.

“Jefa esta no es una buena idea.”

Elderia escuchó la voz de su colega, su mano derecha. Gustav estaba a su lado, no tan cerca como para que ellos parecieran conocidos, pero si lo suficiente para susurrarle.

Su cuerpo delgado y su baja estatura le permitió a Gustav moverse entre todas las personas y ella se encontró con la mirada de su colega.

Vio la herida y el ojo blanco que tanto lo caracterizaba, pero en el ojo restante de color negro, Elderia notó el miedo.

“Quédate lejos y… Mira.” Ordenó Elderia.

¿Qué demonios estaba haciendo en este lugar? Ella había visto a su Gran Maestra luchar y si ella perdió entonces… Elderia no tenía oportunidades.

¿Y entonces porque estaba aquí? ¿Para ver los últimos momentos de la persona que la ayudo? ¿Para verla morir sin poder hacer nada? ¿Quizás para tratar de ayudarla?

Cualquier forma de ayuda significaba la muerte y por más que estúpido que sonara morir por una mujer que conoció brevemente, Elderia no descartaba esa idea.

Elderia llegó al frente de la plataforma y ella notó la poca seguridad, pero no se sintió mejor. El Guardián de Beldaría era suficiente para eliminar cientos de rangos S y ella ni siquiera podría darle pelea.

El tiempo paso, entonces la campana del palacio sonó llevando a que Elderia se pusiera cada vez más nerviosa.

¿Por qué la Gran Maestra fue al Guardián de Beldaría? ¿Fue para hablar con él? Quizás si ella le contara lo que sabía… Si ella le hubiera contado lo cruel que era este mundo, quizás la Gran Maestra estuviera más preparada.

La única razón por la cual no lo hizo fue por el miedo de que ella perdiera su vida tan fácilmente. En este reino los fuertes ejercían el poder y controlaban todos mientras que los más débiles eran impotentes.

Ahora ella era débil…

“El Gran Guardián de Beldaría y…”

El soldado que estaba anunciando al Guardián de Beldaría se quedó callado cuando vio que desde la entrada del palacio no salió el Guardián de Beldaría, sino que una mujer.

Una mujer joven, de cabello negro largo y suelto. La joven llevaba un conjunto simple de cuero que probablemente cualquiera podría comprar en la tienda.

“…”

Nadie habló, todos se quedaron en silencio. No por la presencia de la mujer, su mirada o la calma que ella mostraba ante tantas personas.

No, todos quedaron en silencio porque vieron lo que tenía en la mano derecha. Las gotas de sangre todavía seguían cayendo a cada paso y la cabeza estaba a la vista de todos.

“Que está sucediendo?”

“Ese es el guardián…”

“El guardián… Esta muerto.”

Los murmullos de incredulidad se elevaron y Elderia sintió los empujones y escuchó los gritos a su espalda y miró al cielo donde la mujer era proyectada para que todos lo vieran. Elderia a pesar de que estaba abajo la imagen se proyectaba correctamente sin importar de que angula se mirara y ella sintió que todos en la ciudad estaban observando.

La Gran Maestra, Aurora Campbell, sin ninguna herida, se subió a la plataforma y tiró la cabeza al suelo.

“Zeron, el Guardián de Beldaría está muerto. Yo lo he asesinado.” Anunció Aurora y antes de que las voces surgieran, ella levantó la mano y silenció toda la ciudad.

No fue magia o presencia, fue la calma y la mirada que ella daba. Una mirada solemne que causaba que aquellos que la miraban obedecieran.

“Durante años el Reino de Beldaría han padecido incontables horrores y millones han sufrido. Madres, padres, hijos, hermanos, amigos o conocidos. Nadie se ha salvado de los horrores causados por monstruos en cuerpos humanos.”

A su lado se proyectó incontables imágenes de todo tipo de eventos. Esclavos sufriendo en las minas o en las plantaciones, coliseos donde personas inocentes que antes fueron raptadas eran enviados. Nobles asesinando con sonrisas en el rostro, comerciante que exigían prestamos con interés excesivos o que falsificaban contratos para esclavizar a aquellos que firmaban.

Las imágenes pasaban lentamente, pero ella al mirar entendió el contexto y la situación. La magia era tan avanzada que con unas simples imágenes trasmitía grandes cantidades de información y ella al igual que muchos, lo entendió con solo mirarlo.

Los horrores del que ella hablaba estaban presentes al frente de ellos. Algunos lo sabían y lo disfrutaban o se beneficiaban y otros lo ignoraban no queriendo morir, mientras que algunos pocos desconocían la verdad.

Incluso cuando la esclavitud era legal, era imposible no llamar una escena de horror, cuando el esclavo no era un criminal, era un hombre inocente que un guardia decidió por odio acusarlo.

Todo cambiaba cuando se veían a ellos mismos ante la posibilidad de ser esa persona.

“Este Reino ha vivido con el miedo y sus habitantes han cometido actos inhumanos por ese mismo miedo.”

La proyección cambió, mostrando como soldados capturaban una aldea y las voces de terror hicieron temblar incluso Elderia.

Ella lo vio. Vio a los soldados, vio a su pueblo entre las imágenes, soldados tomaban a los inocentes y los llevaba.

Elderia lo sabía. Demasiado débil para presenciarlo y tratar de desentrañar el oscuro secreto del reino, pero lo suficiente fuerte como para suponer la verdad.

Un secreto donde los mejores soldados guardaban. Un secreto que se ocultaba con los cadáveres de todos aquellos que lo sabían y extendían la voz.

Por tal razón fue a las montañas, una parte era ver a las criaturas del abismo que supuestamente devastaban a los pueblos y otra porque, ella necesitaba volverse fuerte… Lo suficiente para descubrir la verdad.

Y ahora lo sabía.

“Esto es una mentira. ¡Una descarada mentira! ¡Soldados! ¡Detengan a esa mentirosa!”

Una voz surgió, enloquecida y fuera de sí mismo. Todos miraron al Duque de Ferian, uno de los ducados más poderosos del Reino de Beldaría y cuyas proyecciones estaban siendo trasmitidas directamente.

Los pocos soldados se miraron, Elderia ni siquiera tuvo que tomar su espada, ya que una presencia surgió. Dando la impresión de que era una espada afilada que cortaría a todos aquellos que se resistían y los soldados cayeron al suelo pálidos de miedo cuando ellos sintieron la presencia y fue igual para el viejo Duque Ferian, quien tembló de pie a cabeza antes de caer al suelo.

“Señores nobles. Ustedes no tienen el control de este reino. Ya no más.” Aurora habló y aquellos soldados que estaban en el suelo, se movieron mecánicamente deteniendo a los otros soldados.

Al igual que rodearon a los nobles que estaban en las plataformas, impidiéndole escapar o hablar, deteniendo también a aquellos que los protegían.

“Desde este momento este Reino está bajo mi autoridad… No, desde este momento este mundo está bajo mi protección.” Su voz se elevó con claridad.

Sus palabras arrogantes, no ocultaban la mirada firme y seria que ella llevaba y esa mirada fue a parar entre la multitud mirando a cada uno de aquellos que miraban, causando que aquellos que fueron parte del terror del reino, temiera por su vida.

Su mirada fue a parar a ella y Elderia, vio como la Gran Maestra sonrió suavemente y aquella frialdad en su rostro decayó.

“Quiero cambiar este mundo para aquellos que viven en él no sufran a causa de aquellos poderosos. Para que puedan vivir cómodamente, para que no tengan miedo a que en cualquier momento todo aquello que lograron desaparezca. Quiero cambiar por algo mejor… Por un lugar mejor.” 

Este mundo estaba inclinado para los fuertes. La idea de ‘matar para sobrevivir’ no era una idea sin fundamento, era la naturaleza de como todo ser vivo podía subir de nivel.

Sus palabras sonaban como una locura sin sentido. ¿Cómo podría cambiar una sociedad que se ha formado desde que ella tenía razón? La respuesta era la cabeza del Guardián de Beldaría a sus pies.

La respuesta era fuerza. Ella tenía la fuerza para cambiar el mundo por la misma razón por la cual la sociedad se formó de la manera que existía… Porque alguien fuerte guio a los demás y estableció las reglas.

En este mundo el más fuerte prevalece, pero también establece sus reglas y ella no era diferente a los demás, pero su objetivo lo era.

“Cambiaré este mundo para que todos aquellos que deseen tener una vida decente la tengan. No les pediré que me crean o que confíen, pero estaré abierta a aquellos que quieran ofrecer su ayuda.” Dijo Aurora y mirando al público, especialmente a los nobles, añadió. “Algunos actos son imperdonables.”

La nobleza se puso pálida entendiendo lo que representaba este cambio. Un cambio más allá de las leyes actuales, en donde la idea de humanidad prevalecía… Todos sabían lo que era humano y como tal, entendían que significaba ser inhumano.

“Sin embargo, existen otros que merecen una oportunidad y la tendrán.” Dijo Aurora mirando a los soldados y dirigiendo su mirada al frente, añadió. “Aprovechen su única oportunidad.”

Hubo respiraciones de aliviadas y Elderia pudo verlo en los soldados, en algunos comerciantes y personas comunes que temían morir bajo un cambio de reglas radical.

“Si desean cambiar este mundo para mejor pueden acercarse a mí. Aceptare toda la ayuda posible.” Dijo Aurora y mirando el cielo, bajo su mirada al público y anunció. “Y aquellos de más allá de este mundo que desean ayudar. También aceptare su ayuda y lo recompensare con una excelente recomendación a la persona indicada.”

¿A qué se refería con lo último? Elderia no lo entendió, pero su cuerpo se movió naturalmente.

Ella paso entre los guardias, ignorando las miradas entre el público, ella vio que los guardias la miraban al igual que la multitud.

Entre ellos ella vio a su mano derecha Gustav y a algunos que conocía, pero luego vio una mujer alta y guapa, que paso por un segundo en su mente antes de desaparecer, un hombre de baja estatura, un hombre de más de dos metros que antes pasaba desapercibido y… Tales presencias pasaron desapercibidos y ella continuo, acercándose a la plataforma y miró a la Gran Maestra.

La mujer que la ayudó a la primera oportunidad que tuvo. Una mujer que no dudó en ayudarla a pesar de que no la conocía e incluso que ella no había revelado la verdad al hablar.

Aurora Campbell la ayudó sin dudar y ella lo sabía. Si una persona así ayudaba a un desconocido, entonces cualquier cambio que ella quisiera hacer, sería positivo.

“Yo, te ayudare, ¡Gran Maestra!” Anunció Elderia arrodillándose mientras veía a la joven, sonreír con ligera incomodidad antes de sonreír recibiéndola.

“Aceptare toda ayuda.” Respondió la Gran Maestra y su mirada fue a parar a su lado.

Elderia sintió una mano en su hombro y cuando se giró, vio a un hombre de más de dos metros con una sonrisa feroz. El cabello rojo y los ojos rojos destacaba y el gran gigante, se elevó a la plataforma y luego se arrodilló.

“Yo estoy dispuesto a servirle.” Dijo el gigante y apuntando al cielo, añadió. “Y le ofrezco la Centésima Primera Legión bajo mi mando como un regalo por su ascenso al trono y mis bendiciones para su reinado, Su Majestad.”

¿De que hablaba? Elderia miró al cielo y desde el sol notó como miles y miles de luces descendían por todas partes como si las estrellas estuvieran cayendo.

Entre más las luces se acercaban, ella pudo ver figuras que luego quedaron a la vista en el cielo frente a todos.

Hombres y mujeres, cada uno de ellos con una belleza sin igual, sus presencias daban una impresión de santidad que dejó sin aliento a Elderia.

Las alas blancas salían por la espalda y esos seres que volaban, aterrizaron arrodillándose mirando a aquella mujer que quería traer cambio.

“Mierda…”

Y Elderia juró escuchar como esa mujer maldecía en voz baja.


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