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Capítulo 24
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La Lluvia

—¡Xiao Qi, no solo comas verduras, come también unas costillas! 

La tía tomo una costilla y la coloco en el tazón de Lin Qiye.
—Gracias, tía —sonrió.
—Hoy es un buen día, ¡come más! No ahorres comida por mí.
—Lo sé, tía. Ah Jin, tú también come más, estás en la edad de crecer... ¿Ah Jin? ¡Ah Jin! 

Lin llamó al chico, perdido en sus pensamientos.
—¿Eh? Ah, ya estoy comiendo —respondió Yang Jin, rascándose la cabeza.

—Este chico, ¿en qué estará pensando? ¿Ahora se ha vuelto quisquilloso? ¿Ya ni siquiera come carne?

La tía le dirigió una mirada de reproche y añadió más carne a su plato.

—Quizá el estrés de las tareas lo tienen así.

Lin Qiye bromeó mientras recogía un hueso que acababa de terminar de roer. Miró alrededor con cierta curiosidad.

—Es cierto, ¿Dónde está el pequeño Hei Lai? Siempre es el primero en acercarse durante la cena, pero hoy ni su sombra aparece para tomar los huesos.

 La tía también se percató, sorprendida.

Como si entendiera que lo mencionaban, Hei Lai asomó la cabeza desde el balcón y ladró una vez.

—¡Guau!

Lin Qiye agitó el hueso en el aire, pero el perro lo miró, luego miró hacia afuera, con una evidente vacilación.

—Este pequeño, ¿Qué le pasa hoy? — murmuró la tía.

Lin Qiye, intrigado, se levantó con el hueso, se acercó al perro y le acarició la cabeza. 

—¿Qué ocurre? ¿Hay algo afuera?

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Tiró el hueso al suelo, y mientras el perro lo mordía, Lin Qiye se acercó al balcón. Miró hacia afuera, pero solo vio una noche envuelta en lluvia torrencial. Nada parecía fuera de lo común, ni siquiera las luces lejanas de los edificios cercanos.

—Qué raro... no hay nada. — murmuró.

En ese momento, un sonido débil llamó su atención, como si algo golpeara la ventana. Lin Qiye miró más de cerca y vio un pequeño murciélago empapado, chocando con el cristal en busca de refugio.

Sus ojos se iluminaron. ¡Perfecto para probar sus nuevas habilidades con los animales nocturnos!

Sin embargo, mientras observaba a la criatura, algo cambió. Sus ojos reflejaban una profunda conmoción. Se giró rápidamente y, sin decir nada, corrió a ponerse los zapatos.

—¿Xiao Qi? ¿A dónde vas? — preguntó la tía, desconcertada.

—Recordé que tengo algo urgente que hacer afuera.

—¿Con esta lluvia? ¿Qué puede ser tan importante?

—Es bastante crucial, volveré pronto.

Yang Jin lo miró desde la mesa.

— Gē, no vale la pena salir con un clima así.

—Sí lo vale. — Lin Qiye sonrió con determinación. —Volveré antes de que se enfríe la cena. Prometido.

Y antes de que alguien pudiera detenerlo, ya estaba corriendo bajo la lluvia.


Bajo la lluvia torrencial, Zhao Kongcheng intentaba encender un cigarro mientras observaba al imponente Rey Fantasma. Este monstruo, enorme y herido, emanaba un aura aterradora. Aunque Zhao sabía que la brecha de poder era abismal, desenvainó su espada recta, totalmente listo para pelear.

El enfrentamiento fue breve pero brutal. Aunque sus movimientos eran precisos, el poder del Rey lo superaba con creces. Tras ser derribado varias veces, Zhao se levantó, maldiciendo, mientras el Rey desataba un grimorio en el suelo.

—Secuencia de Zonas Prohibidas 176: [Territorio del Rey de la Mascara Fantasma] —murmuró, con el rostro tensado.


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