El Rey Fantasma
—Pequeño Lin, ¿ya se fue tu profesor?
Tras despedir a Zhao Kongcheng, la tía salió apresurada de la cocina.
—¡Ay, por qué no lo invitaste a que se quedara a cenar! Este niño…
Lin Qiye negó con la cabeza.
—Tenía cosas que hacer, no se iba a quedar a cenar.
—¿Qué te dijo?
—Nada importante. Mencionó algo sobre una prueba deportiva, quería saber cómo estaban mis ojos.
—Ese profesor Zhao es un buen hombre, ¿eh? Hasta ayudó a lavar las verduras en la cocina antes de que volvieras. Parece rudo, pero trabaja con mucha delicadeza —comentó la tía mientras apagaba la campana extractora ruidosa.
—La comida está casi lista. Ve a buscar a tu hermano para que cenemos todos juntos.
—Claro.
Unos minutos después, los tres estaban sentados alrededor de la mesa, que estaba llena de siete platos coloridos, sabrosos y tentadores.
Tomates con huevo revuelto, sopa de pollo estofado, judías verdes fritas… ¿y costillas agridulces? Yang Jin miró la comida con los ojos muy abiertos y tragó saliva.
—Mamá, ¿Hace cuánto tiempo ha pasado desde que comimos algo tan bueno?
—Los ojos de Xiao Qi han mejorado, ¡es un acontecimiento más grande que el Año Nuevo! —respondió la tía con orgullo.
Lin Qiye miró al pequeño perro negro que movía la cola emocionado y sonrió.
—Parece que el también tendrá una buena noche.
—Él también lo merece —río la tía, levantándose con la taza de té.
—Por la recuperación de los ojos de nuestro Xiao Lin, ¡salud!
—¡Salud!
Bajo un cielo cubierto de nubes oscuras, la tenue luz del atardecer había desaparecido, como si el cielo y la tierra estuvieran cubiertos por un velo negro.
La lluvia caía con fuerza siendo esta arrastrada por el viento. A la distancia, en una ciudad iluminada, una figura con una capa rojo oscuro corría entre la lluvia, cargando una gran maleta.
El agua fría resbalaba por el rostro de Zhao Kongcheng. A pesar de ser verano, la lluvia traía un frío inexplicable.
—¿Están seguros de que el Rey viene hacia acá? —preguntó Zhao Kongcheng, con el ceño fruncido.
En el auricular, la voz de Wu Xiangnan sonó:
—No es seguro. Hace diez minutos encontramos rastros de su sangre en el sistema de alcantarillado. Según sus movimientos, podría dirigirse al viejo barrio residencial o al centro de la ciudad.
—¿Dos posibles destinos?
—Exacto, pero concentramos las fuerzas en el centro de la ciudad; es más crítico. Tu evacua el barrio. ¡Evita enfrentarlo directamente, no eres rival para el!
Zhao apretó los labios, asintiendo a regañadientes
—Entendido
Corriendo bajo la lluvia, estaba llegando a la casa donde antes había estado. Le había dicho al chico que proteger el mundo era su tarea, y ahora tiene que pedirles que evacúen...
Pero antes de llegar, un olor fétido y penetrante le hizo detenerse en seco.
Se giró lentamente, con los ojos muy abiertos, mientras su mirada se clavaba en una alcantarilla cercana.
El olor cada vez se hacía más intenso.
Zhao Kongcheng apretó el mango de la maleta y presionó un botón.
Con un "clic", la maleta se abrió, revelando tres señales de advertencia nuevas y brillantes en su interior.
En ese instante, un fuerte estruendo resonó: ¡la tapa de la alcantarilla salió disparada! Y del oscuro agujero emergió una criatura enorme y deforme.
Zhao Kongcheng se agachó ligeramente, miró hacia la pequeña vivienda cercana, y murmuró:
—Si la oscuridad finalmente desciende, yo me alzaré ante las masas…Esta vez, no hay multitudes detrás de mí. Pero, detrás de mi…está el mundo entero de ese niño.
Con un aplauso, un campo invisible cubrió el área triangular donde había colocado las señales.
—Zona prohibida: Dominio del Espacio sin Restricciones
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