Estoy curado
Después de darle la medicina a Nyx, Lin Qiye salió de su mente y lentamente se sumergió en el sueño.
Por primera vez después de mucho no tuvo el agotador sueño del golpeteo en la puerta. Desde que el hospital Psiquiátrico de los Dioses se integró con él en su mente, parecida haberse librado por completo de las ataduras de ese sueño, disfrutando de un verdadero descanso.
Tuvo un buen sueño. Soñó que ingresaba a la universidad, tenía éxito en su carrera y vivía con su tía y Yang Jin en una gran casa. Soñó que, finalmente, los tres podían salir de viaje y ver aquellas montañas y ríos que solo habían visto por la televisión.
Por las limitaciones económicas y su discapacidad, Lin Qiye no había salido ni siquiera de su ciudad a sus diecisiete años de vida, mucho menos pudo viajar. En el fondo, anhelaba ver el mundo exterior.
Cuando despertó con el sonido de la alarma, se vistió y se preparó para ir a la escuela. Al abrir la puerta de su cuarto, vio a su tía apresurándose a ponerse los zapatos para salir.
—Tía, ¿Por qué tienes que ir al trabajo tan temprano? —preguntó.
—La fábrica recibió una nueva tanda de piezas, tenemos que procesarlas rápido. Tú desayuna con tu hermano y no llegues tarde a la escuela, ¿de acuerdo? —respondió apresurada mientras salía.
—Tía.
—¿Qué pasa?
Lin Qiye dudó por un momento, sonrió y dijo:
—Cuando regreses, te daré una buena noticia.
Su tía lo miró desconcertada, pero sonrió y lo regañó en broma:
—¡Este chico! Bueno, me lo dices en la noche.
La puerta se cerró, y Lin Qiye se quedó un momento en silencio, cabizbajo. De repente, algo en su interior se ilumino. Salió corriendo al pasillo y gritó desde el borde de las escaleras:
—¡Tía! ¡Ya puedo ver!
Los pasos apresurados de su tía se detuvieron abruptamente. Desde el quinto piso, su voz temblorosa respondió:
—¿Qué dijiste? Dilo otra vez.
—¡Puedo ver! ¡Estoy curado, tía!
Después de una breve pausa, unos pasos apresurados resonaron mientras subían las escaleras. En pocos segundos, su tía llegó frente a él, sin aliento, con lágrimas en los ojos, pero una sonrisa deslumbrante.
—¿De verdad puedes ver? ¿No es borroso? ¿Duele? ¿Te molesta la luz?
—No, nada de eso.
Lin Qiye sonrió mientras se quitaba la venda negra de los ojos. Sus hermosos ojos brillaron al abrirse.
—De verdad estoy bien, tía.
Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de su tía mientras lo abrazaba con toda su fuerza.
—¡Nuestro Xiao Qiye lo logró!
Después de calmarse, ella sonrió y dijo:
—Tengo que irme al trabajo, pero esta noche vamos a celebrarlo como se debe.
Mientras ella bajaba las escaleras, todavía lloraba, pero su paso era más ligero que nunca.
Lin Qiye la observó irse antes de cerrar la puerta con los ojos enrojecidos. Aunque había planeado guardar la noticia hasta la noche, pensó en las películas donde los personajes que retrasaban una buena noticia sufrían trágicos destinos. No quería tentar la suerte ni arriesgarse a perder a su tía, así que decidió compartir la noticia de inmediato.
Al darse la vuelta, encontró a Yang Jin parado detrás de él con su cachorro Hei Lai en brazos. Los ojos de su hermano estaban rojos. Ambos se miraron por unos segundos antes de estallar en risas.
—Felicidades, Gē.
—Gracias.
Lin Qiye revolvió el cabello de Yang Jin con una sonrisa
—. Ahora podré usar las gafas de sol que me regalaste.
—Comamos algo, Gē. Esta noche, cuando regrese la tía, celebraremos bien.
—De acuerdo.
El cachorro ladró alegremente.
En la escuela, la reacción fue algo similar. La clase quedó en silencio al verlo entrar sin la venda. Las miradas de sorpresa pronto se convirtieron en murmuros emocionados, especialmente entre las chicas, que notaron la belleza de sus ojos. Sin embargo, no todos compartían la alegría.
En una esquina, Liu Yuan lo observaba incómodo. Recordaba haber abandonado a Lin Qiye durante el caos, convencido de que un "ciego" no podría sobrevivir. Ahora, verlo sano y a salvo lo llenaba de emociones confusas.
Mientras tanto, Li Yifei se acercó a Lin Qiye con una expresión de vacilación.
—Oye, Lin Qiye, ¿podemos hablar afuera? Hay algo que quiero decirte.
Lin Qiye lo miró brevemente, asintió y lo siguió fuera del aula.
Inicia sesión para reaccionar y/o comentar a este capítulo
Comentarios del capítulo: (0)