fdcn-cap-10
FDCN- Cap 10.
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Risa maniaca....

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Ya completamente recuperado, Xu Zhen decidió salir a despejar su mente. Después de todo, había pasado una semana entera sin salir de su habitación, salvo para tomar un baño rápido después de su avance. 

Al cruzar la puerta de su casa, respiró profundamente. 

“Sí que es bueno el aire fresco“ murmuró, mientras caminaba sintiendo el cálido sol de la tarde. Y sin un rumbo fijo, comenzó a deambular por las calles de la familia Xu, hasta que, casi sin darse cuenta, para cuando comenzaba a anochecer él llegó al mercado.  

El conocido bullicio lo recibió de inmediato, junto al familiar aroma de las hierbas medicinales que impregnaban el aire. Xu Zhen se detuvo. Durante unos segundos contempló el mercado frente a él tan bullicioso y vivo como siempre. Era un ambiente conocido, casi acogedor. 

Pero tras un momento, negó con la cabeza. 

No valía la pena quedarse. Lo poco que tenía para comerciar eran aquellas gotas de sangre ganadas en el torneo de la familia. Prefería conservarlas, ya tenía pensado un uso para ellas. 

Se giró, dispuesto a marcharse. Sin embargo... ¡Un sonido estremecedor explotó en el aire! Similar a un enorme jarrón haciéndose añicos. 

Xu Zhen se llevó las manos a los oídos y sintió el calor húmedo de la sangre resbalar por su oreja izquierda. Su tímpano se había roto. 

El caos se desató de inmediato. Y la multitud del mercado no estaba en mejores condiciones. Aunque estaban más lejos de la fuente del sonido, la mayoría se había desmayado al instante. Los pocos que seguían despiertos se retorcían de dolor, cubriéndose los oídos. Solo unos pocos cultivadores que habían superado la quinta etapa de condensación de qi se mantenían de pie. 

Aunque Xu Zhen logró resistir mejor que la mayoría, sus oídos solo percibían un zumbido insoportable. Hizo circular su qi, reparando parte del daño. Y entonces escuchó... Una risa maníaca, como si hubiera sido arrancada de la misma locura. Un sonido que no parecía pertenecer a nada humano. 

Al escuchar la risa un escalofrío recorrió la espalda de Xu Zhen, el... tuvo miedo. Pero no tuvo tiempo de pensar ya que el sonido regresó aún más fuerte y violento, esta vez con su qi en circulación, el sonido no pudo afectarlo. 

Instantes después dejó de escuchar la risa lejana y un viento brutal surgió a su lado, levantando tierra y piedras. El impacto lo lanzó varios metros hacia atrás. Rodó por el suelo y se puso de pie de inmediato. 

Un frío escalofrío recorrió su columna y sin pensarlo... corrió. Corrió con todas sus fuerzas, directo a su casa. Mientras corría, sus oídos captaron un sonido que heló su sangre. 

La risa... 

Pero esta vez, provenía exactamente del lugar donde él había estado segundos antes, el mercado. 

Entre aquella risa demoníaca comenzaron a mezclarse gritos de terror, lamentos desgarradores... Y luego, el silencio. 

Para cuando Xu Zhen llegó a su casa... Solo quedaba aquella risa. 

Al cruzar la puerta, vio a su padre. 

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Xu Lie lo esperaba, más serio que nunca, con un rostro solemne que Xu Zhen jamás había visto en él. 

Sin decir palabra, Xu Lie le arrojó un rollo. Xu Zhen lo atrapó, confundido, pero antes de que pudiera hablar, la voz de su padre sonó firme e indiscutible. 

“Vete... ahora. Dirígete a la Secta de la Estocada Celestial. Ellos te acogerán.” Dicho esto, Xu Lie salió de la casa sin mirar atrás. 

Xu Zhen se quedó solo. Pero acompañado de demasiadas dudas. 

¿Cómo podía marcharse? ¿Cómo podía abandonar a la familia Xu en un momento como este? Pero si su padre estaba así de serio... 

Miró el rollo en sus manos y respiró hondo. 

(Volveré... cuando todo esto haya pasado. Sí... no pasará nada.) Pensó, intentando calmarse. 

Y sin perder más tiempo, salió corriendo. Con toda la velocidad que su cuerpo le permitía, se dirigió hacia las afueras del territorio de la familia Xu. 

Xu Zhen continúo corriendo durante un buen tiempo hasta que llego a un páramo donde solo podía ver la capital de la familia a lo lejos. 

Mientras corría, una sensación lo invadió lentamente, un vacío en el pecho, sentía el deber de quedarse. Corrió cada vez más lento hasta que se paró y miro hacia atrás. Desde esta distancia podía escuchar débilmente gritos y llantos en la distancia. 

(¿Realmente soy incapaz de ayudar?) se quedó inmóvil mientras el fuerte viento cálido ondeaba su ropa y la impotencia le arañaba el estómago. 

Y entonces lo escuchó... el sonido de una gran batalla comenzaba a sonar desde la familia Xu.  

(Por el sonido sé que esa no es una pelea entre cultivadores de condensación de qi) Las manos de Xu Zhen se apretaron “¡¿porque los ancianos no habían hecho nada hasta ahora?!” Dijo con la sangre hirviendo de ira. 

¡Era imposible que no hubieran escuchado ese desastre! 

¡En el mercado habían muerto más de cien cultivadores! 

¡Habían pasado al menos cuatro varitas de incienso desde que el ataque empezó! 

Así que... ¡¿Por qué nadie hizo nada antes?!


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