La Muerte del Destino
Autor: TyphonAA
SkyNovels
Lluvia, sangre y resentimiento.
La noche era tormentosa. En un rincón apartado, lejos de las grandes ciudades, un anciano permanecía sentado en un jardín rebosante de flores exóticas. Aunque el entorno era hermoso, su estado era deplorable: su ropa estaba rasgada, múltiples heridas cubrían su cuerpo, y su hombro izquierdo era una masa de carne destrozada y sangrante.
Su figura, a pesar de todo, seguía siendo imponente. Incluso a los setenta años, su físico robusto sería la envidia de cualquier joven. Sin embargo, su rostro no reflejaba ni dolor ni desesperación, solo una expresión inquebrantable, como si fuera una roca enfrentándose al viento.
—Realmente es un patético final para alguien como yo… —murmuró, dejando escapar un suspiro mientras su mirada caía sobre la figura en sus brazos.
Sostenía a un perro de pelaje majestuoso, cuya belleza no lograba ser opacada por las manchas de sangre que cubrían su cuerpo. La leal criatura estaba moribunda. A pesar de las profundas heridas que lo marcaban, no soltaba ni un quejido, sus ojos se mantenían fijos en su amo, como si deseara que su última visión fuera él.
De repente, la lluvia comenzó a caer con fuerza, como si el cielo mismo estuviera lamentando el destino de ambos. El anciano acarició la cabeza de su fiel compañero una última vez, mostrando una sonrisa amable. Los dos aceptaron silenciosamente que su tiempo en el mundo había llegado a su fin.
Poco después, ambas vidas se extinguieron bajo la tormenta.
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—¡Hay que irnos! ¡Vámonos! —¡No puedo creer que matáramos a Jun Xie! —¡Me largo!
Las voces aterrorizadas de varios niños y niñas rompieron el silencio. No tenían más de diez años, pero sus rostros reflejaban un miedo indescriptible. Huyeron del lugar del crimen a una velocidad anormal, dejando atrás el cuerpo maltrecho de un niño tirado en el suelo.
Aunque parecía muerto, los dedos de sus manos comenzaron a moverse. De repente, abrió los ojos. En sus pupilas se reflejó un misterioso brillo que desapareció tan rápido como un destello fugaz.
—¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar? —murmuró mientras se incorporaba, observando su entorno con desconcierto.
Llevó una mano a su cabeza, donde un dolor punzante comenzó a invadirlo. En un instante, un torrente de recuerdos desconocidos se fusionó con los suyos. Apenas momentos antes, estaba preparado para morir junto a su mascota, pero ahora había sido transportado a un mundo extraño, un lugar que parecía sacado de un cuento de hadas lleno de fantasía y leyendas.
—Jun Xie… ese es mi nombre…
Mientras susurraba, sus ojos se abrieron por completo y sus pupilas se dilataron al asimilar su nueva identidad. Ahora era un niño de diez años, constantemente abusado por sus compañeros de secta.
Este nuevo mundo estaba ambientado en un pasado distante, lleno de dinastías, sectas e imperios. Pero lo más impactante era la presencia de poderes sobrenaturales. Aquí, las montañas podían desaparecer con un simple movimiento de la palma, y solo los fuertes eran respetados, mientras los débiles eran intimidados.
Debido a la cultivación, uno podía alzarse a la cima de la cadena alimenticia, avanzar a través de los reinos y gobernar los cielos.
Jun Xie, ahora más tranquilo que antes, se puso de pie y caminó hacia la residencia que, según las memorias del anterior propietario de su cuerpo, le pertenecía en esta nueva vida.
Una vez allí, se detuvo frente a un espejo de cuerpo completo. Observó su reflejo con detenimiento. Las heridas dejadas por los golpes de los otros niños habían tocado profundamente sus puntos vitales.
Poco después, una voz lo interrumpió.
—¡Jun Xie! ¡Jun Xie!
La voz de una niña resonó, y en un abrir y cerrar de ojos, una pequeña doncella de su misma edad irrumpió en la habitación. Sus ojos estaban enrojecidos, a punto de soltar lágrimas.
—¡Estás bien! —exclamó antes de abalanzarse sobre él y comenzar a sollozar en su pecho.
Jun Xie reconoció a la niña: su prima, Jun Xia. A pesar de ser joven, su talento era asombroso, y ya había alcanzado la etapa de Espíritu Naciente. En comparación, Jun Xie era poco más que un desecho para la cultivación.
Aun así, Jun Xia cuidaba de su débil primo sin importar lo que dijera la gente.
—Creo que eres la única que aún se preocupa por un desperdicio como yo… Deberías concentrarte en tu entrenamiento en vez de venir a verme.
Jun Xie comenzó a soltar comentarios al azar, sondeando cuánto valor podría tener él para esta pequeña niña.
—¿Cómo dices eso? Eres como mi hermano mayor, así que obviamente debo preocuparme por ti.
Una expresión de enojo apareció en el rostro de Jun Xia, como si las palabras de Jun Xie la hubieran herido.
—Oh, lo siento, Xia’er, solo estaba preocupado por tu situación.
Jun Xie pronunció unas palabras embriagantes, y con ello, el enojo de Jun Xia se calmó.
—No te preocupes. Pedí permiso a los ancianos para poder tomarme un rato libre y venir a verte, pero también ya debo regresar…
La expresión de la niña reflejaba tristeza. No podía desobedecer las órdenes de los ancianos, así que era impotente ante su situación.
—Está bien. Deberías regresar rápidamente y no hacer enojar a los ancianos. Yo estaré bien.
Aunque Jun Xia parecía reacia a irse, luego de algunas palabras de persuasión, terminó por marcharse.
Cuando la puerta se cerró tras ella, la expresión amable de Jun Xie desapareció, reemplazada por una mirada indiferente.
—Realmente, un talento envidiable. Puedo sentir incluso mi corazón picar de solo tenerla cerca…
Agitando su cabeza, hizo desaparecer esa sensación de picazón en lo profundo de su ser. Probablemente era la envidia fugaz que sentía el anterior propietario de su cuerpo, pero para el actual Jun Xie, era simplemente risible.
Entonces, su visión se posó en esa interfaz que decía:
Sistema.
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Reinos: Físico Templado -> Espiritu Naciente -> Palacio Elemental -> Alma Naciente -> Dominio Terrestre-> Cielo Despejado -> Ascensión Trascendental -> Semi trascendental -> Transcendental
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