El baile de la muerte
Mientras tanto. Leyla, Brad y Kevin partieron para Washington en un jet privado de ella. El viaje duraría menos de 1 hora.
—¿Y la chica? —le preguntó Brad.
—La ayudé en todo lo que pude gracias a ustedes y bueno ya tuvimos que despedirnos —le dijo Kevin algo distraído pensando en la chica que había dejado atrás.
—Hoy vas a conocer a mi novio —le dijo Leyla a Kevin cambiando de tema.
—¿Cómo se llama? —le preguntó Kevin.
—Francis y es un actor famoso de Hollywood.
—¿Cuánto tiempo llevan juntos? —preguntó Kevin.
—Cinco meses. Deja que te lo presente, te va a caer bien. Encajamos perfectamente. ¿Alguna vez te ha sucedido que conoces a alguien de quién te enamoras y te corresponde a la primera vez?
—Creo que eso le sucede más a las chicas. A nosotros casi nunca nos prestan atención a la primera —respondió Kevin.
—¿No es verdad Brad?
—Y que lo digas —le respondió Brad.
—Creo que me sucedió con él —dijo Leyla.
—Me alegro mucho por ti. Eso es bonito y se siente agradable —dijo Kevin.
—Parece que te ha sucedido —le preguntó ella.
—Pero no de esa forma.
—Cuéntame. Quiero saber.
—Salvé a su familia de un incendio y después de eso ella se fijó en mí, creo que fue por agradecimiento porque antes de ser lo que soy ni siquiera le había llamado la atención, aún así fue bonito mientras estuvimos juntos —dijo Kevin.
—¿Y qué pasó después?
—Su padre es militar, en cuanto me descubrió prohibió verse conmigo, trató de capturarme pero escapé y como no pude ir a mi casa porque me estaban siguiendo vine a parar aquí a New York, solo.
—¿Cómo se llama él?
—Wayne —respondió y se asombraron de quien es.
—Vaya qué irónico. El mayor general de la ACM. Si es así tenemos más razón para aprovecharte al máximo. Haremos que lo pases bien mientras estés con nosotros —dijo Leyla.
—Gracias —dijo Kevin.
Pasaron el resto del viaje compartiendo hasta que llegaron a Washington. Francis los estaba esperando en el Aeropuerto con otros autos que los iban a llevar a un hotel 5 estrellas.
—Mi príncipe —le dijo Leyla a Francis cuando se acercó a él y se besaron.
—Te extrañé mi princesa.
—Y yo a ti. No veía la hora en que nos volviéramos a reencontrar.
—Me asusté mucho cuando te secuestraron. Qué bueno que no te pasó nada.
—En realidad si pasó pero me recuperé más rápido de lo normal. Es lo que me mantuvo con vida —dijo ella— ¿Y por qué no fuiste a verme? Casi pierdo la vida.
—Lo siento, estaba en Arabia. A penas supe lo que te sucedió vine lo más rápido posible. No sabes cuánto me alegra saber que estás a salvo —dijo Francis, hizo una pausa y continuó— ¿Entonces quién fue el que te salvó?
—Te lo diré pero sé discreto —le dijo Leyla con tono bajo señalando.
—Entonces tú eres mi héroe —le dijo Francis a Kevin.
Kevin hizo un gesto de confusión.
—Así que eres tú —dijo Francis acercándose a Kevin y lo abraza.
—Pero……. —dijo Kevin.
—Si salvas a mi media mitad me salvas a mí también —le dijo Francis después de abrazarlo y de agarrarlo por los dos hombros y Kevin sonrió.
—Te dije que te iba a caer bien —le dijo Leyla a Kevin.
—¿Por qué no vistes como guardaespaldas? —le preguntó Francis a Kevin.
—Es mejor así. Para que no llame mucho la atención —dijo Leyla.
—Pareces un chico humilde, eso te hace especial. Pero ya te acostumbrarás a la ropa de lujo.
—¿Qué tramas? —le preguntó Leyla a Francis.
—Tranquila, él mismo se la va a poner en el baile que preparé para mañana. ¿No es verdad? No me puedes quedar mal. Es más, no nos puedes quedar mal. Vas a ser uno de nuestros invitados especiales —dijo Francis.
—Supongo que no tengo elección —dijo Kevin.
—Es una fiesta de disfraces. Va a ser a lo grande, va a haber gente muy importante así que escoge bien tu traje —le dijo Francis a Kevin.
—Parece que va a ser divertido. Lo que tengo un problema —dijo Kevin.
—¿Cuál? —preguntó Leyla.
—No conozco mucho de bailes así tendré que aprender si hay que bailar algún tipo de baile que no sea el tradicional —dijo Kevin.
—No te preocupes, bailar no es un problema. Puedes aprender un poco antes de mañana —dijo Francis.
—Lo dudo mucho, no me gusta y es difícil que aprenda hasta antes de mañana.
—Kevin, tomate el resto del día libre y mañana hasta la fiesta por la noche, ya sabes —le dijo Leyla.
Kevin asintió con la cabeza.
—Entonces Kevin es mío por ahora ¿No? —le dijo Brad a Leyla.
—¿Qué vas a hacer con él? —le preguntó Leyla.
—Tranquila solo vamos a visitar a unos viejos amigos y quiero que me acompañe. Yo también lo necesito guardaespaldas.
—¿No te metas en problemas? —dijo Leyla.
—Así será.
Leyla se quedó con Francis y algunos guardaespaldas. Kevin y Brad se subieron a los autos. Kevin y Brad tomaron un rumbo diferente, mientras van de camino conversan.
—Necesito que me cuides de ciertas personas.
—Lo estaba viendo venir. ¿Dónde vamos?
—Vamos a una casa de juegos y apuestas.
—Oye eso no está bien. Le prometiste a Leyla que no te meterías en problemas.
—Por favor, te prometo que solo esta vez y ya. Y te voy a dar parte de lo que gane.
—No te preocupes por eso —dijo Kevin.
—Deja la modestia, el dinero siempre hace falta.
—¿Y si pierdes?
—Soy muy bueno ganando en el póker, muchos me han dicho que tengo un don, no hago trampas, y casi siempre gano. Deja que me veas —dijo Brad.
—¿Por qué lo haces? ¿No te alcanza el dinero que te paga Leyla?
—Es que es mi hobby preferido. Kevin, tú me has dado la oportunidad. ¿Crees que se puede ir a lugares como esos solo con un arma y unos guardaespaldas? Tú eres más que eso y quiero aprovecharlo.
—Es verdad que el hombre cuando quiere algo, arriesga su vida, pero te entiendo porque yo también lo he hecho. Cuando salvé a su familia fue la primera vez que usé una de las habilidades, me debilitó tanto que casi me cuesta la vida.
—Cuando aparezcan otras chicas en tu vida, la olvidarás, si no lo has hecho ya.
—Puedes tener razón —dijo Kevin pensando en la chica del hotel.
—Yo creo que es lo mejor que te ha pasado. Si yo tuviera lo que tienes tú, me ganaría al mundo.
—Pero perderías muchas cosas valiosas.
—Pero ganarías otras. Kevin, hablas como si no valoraras lo que tienes.
—Si lo valoro, es que es complicado.
Kevin se quedó pensando un momento.
—Tienes razón. Es más, estoy cansado de preocuparme. Nada de esto es complicado. Voy a seguir adelante pase lo que pase. Mientras esté con vida trataré no preocuparme más.
—¡Esa es la actitud! —exclamó Brad y le brindó un trago de whisky a Kevin dentro del auto.
Llegaron a un lugar suburbano. Parquearon en la orilla de la calle, se bajaron del auto quedándose el chofer dentro y entraron por una puerta de un bar. Pero eso solo era una fachada. Los recibieron y los guiaron. En el fondo del bar había una entrada secreta a otro lugar. A penas entraron los recibieron de nuevo y en el lugar había música, mujeres nudistas bailando, hombres sentados en sillones acompañados de varias mujeres, toda una fiesta del bajo mundo. Al final un local de apuestas donde se juega póker. Las personas que jugaban por cada mesa que eran 6, muchos eran siniestros y estaban equipados con armas blancas y de fuego. A Kevin no le gustaba ese lugar.
Kevin y Brad observaron como el juego se desenvolvía hasta los que estaban jugando terminaron, solo había quedado uno que fue quién eliminó al resto y ese se quedó para seguir jugando incluyendo 4. Solo uno se fue disgustado porque pensó que habían hecho trampa. Y ese espacio Brad lo ocupó, Kevin quedó detrás de él.
—Parece que tenemos un nuevo individuo —dijo el que ganó el juego anterior—. Y ese chiquillo ¿Acaso es tu guardaespaldas?
—¿Y qué si lo es? —respondió Brad.
Todos se echaron a reír.
—De qué guardería sacaste a ese muchacho Brad —dijo uno de los jugadores.
—No les hagas caso Kevin. Y ustedes ¿Vinieron a ganar dinero o a perder el tiempo en risas? —dijo Brad.
Entonces se repartieron las cartas y comenzó el juego. Kevin estuvo atento mientras se desarrollaba el juego escuchaba los pensamientos de todos pero estuvo sereno. Se dio cuenta de que 5 jugadores estaban en complot para eliminar a uno y ese ahora era a Brad, o sea que mientras ganaran uno de ellos no perderían dinero, pero Kevin no se quería revelar además Brad tenía mucho dinero y Kevin no se arriesgaría de dar indicios de su habilidad. El juego se desarrolló e increíblemente Brad los derrotó a todos quedándose con todo el dinero.
—Increíble. Aunque hicieron trampas Brad los derrotó —pensó Kevin.
—Hiciste trampa —le dijo uno de ellos a Brad.
—Jugué limpio en su propia mesa además ustedes tenían más probabilidades de hacerme trampa porque soy uno solo y no sé si a lo mejor ustedes cinco se conocen. La verdad le gana a la mentira y bueno supongo que eso era todo. Vámonos Kevin —dijo Brad y se retiró con Kevin.
Cuando estos se fueron de la mesa, uno de los que quedaron hizo una seña para que los siguieran. Querían atacarlos pero no podían dentro del bar por la seguridad. Cuando Kevin y Brad salieron de aquel lugar los detuvieron los otros cinco antes de que se fueran ya estando fuera de la calle.
—Danos el dinero por las buenas —le dijo uno de ellos.
—¿Y si no? —dijo Brad.
Los cinco enseñaron las armas de fuego que traían dentro de sus ropas.
—Ya veo, así que ustedes nunca pierden. ¿Están seguros de querer hacer esto en plena calle? —dijo Brad.
—Aquí nosotros controlamos a la policía.
—Dales el dinero —le dijo Kevin a Brad y luego le dijo al oído—. Tú tienes mucho más que eso.
—Saben qué —dijo Brad haciendo una pausa y les dijo en voz alta—. Todos ustedes son unos estúpidos y no me da la gana de que me quiten lo que he ganado.
Acto seguido uno de los maleantes sacó un arma de fuego y junto con él los otros 4. A penas les apuntaron Kevin usó la compresión de tiempo y paralizó a los cinco dándoles un choque eléctrico en cuello. Esto hizo que soltaran sus armas sin darles tiempo a que dispararan.
—¡Qué sucedió! —exclamó Brad.
—Eres un tonto Brad, vámonos —dijo Kevin, entraron al auto y se fueron.
Estando dentro del auto continuaban conversando.
—KEVIN eso fue increíble jajaja.
—No, no lo fue. Pude haberles quitado la vida cuando los paralicé. No sé cuánto tiempo quedarán así.
—Vaya Kevin toma —le dijo Brad dándole el dinero a Kevin mientras iban de camino.
—¿Qué es eso? —le preguntó Kevin.
—Medio millón de dólares todo el dinero que ganamos.
—¿Y qué hay de ti?
—Tú lo dijiste yo tengo más.
—Entonces lo que querías era verme en acción.
—Jajajaj me leíste el pensamiento pero no del todo. Si te diste cuenta me gusta el póker. Debo tener algún don. Ves que les gané aunque hicieran trampas.
—No Brad, es tuyo, te lo ganaste, no lo quiero.
—Oye tómalo, si no fuera por ti no hubiera podido traer ni un centavo. Además con lo que me paga Leyla es suficiente.
—Oye gracias —le agradeció Kevin—. Pero sigues siendo un tonto.
—¡Oye! —le requirió Brad—. Pero funcionó. Mira. Si quieres para empezar vamos a por algunas cervezas. Cuando yo tenía tu edad a penas descansaba. Aprovecha antes de que llegues a viejo y te empiecen a doler los huesos. ¿Por lo menos vamos a compartir no? Para celebrar.
—¿Pero vamos a traer todo el dinero consigo? —dijo Kevin.
—No. Vamos a deshacernos del efectivo.
—Buena idea —dijo Kevin y se acordó de sus padres—. Después que mis padres se quedaron sin trabajo lo mejor es que les haga llegar este dinero.
—Buena decisión chico.
Fueron a un banco, se libraron del efectivo que traían consigo y transfirieron los 500 mil dólares a la cuenta de los padres de Kevin.
—Me caes súper bien Kevin —le dijo Brad en lo que salían del banco.
—¿Y eso a que viene? —le preguntó Kevin.
—Es que me alegra que tengamos a alguien como tú. Te vamos a extrañar cuando ya no estés con nosotros.
—A mí me alegra también estar con ustedes.
—Ahora vamos a compartir hasta que se acabe el día —le dijo Brad.
—Me parece bien.
—Ese es mi Kevin.
Kevin y Brad fueron y compartieron en un Bar hasta tarde. Regresaron al hotel a descansar. Leyla estaba en la mansión de Francis y habían publicado en las redes sociales lo sucedido con ellos ella lo había visto.
Al otro día Kevin y Brad estaban en la suite del hotel y estaban roncando ambos. Eran las 2:00 PM y Leyla los despierta.
—KEVIN, BRAD —dijo ella gritándoles.
Ellos se levantan agitados.
—¿Qué pasó? —dijeron ambos asustados.
—¡No se hagan los desentendidos que ustedes saben! —les dijo Leyla enojada y les tiró una tablet para que vieran la noticia.
Kevin agarró la tablet en el aire y casi se le cae pero la retuvo y cuando ellos ven el video que era la noticia de ellos.
—¿Brad? ¡Esos somos nosotros! —dijo Kevin afirmándolo, pues nunca le pasó por la mente que los irían a grabar en plena calle.
—Kevin te vas a hacer famoso, ya estás en las redes sociales.
—¡Rayos! Y yo que no quería llamar la atención —exclamó Kevin.
—Prepárate. Cuando salgas a la calle te pedirán autógrafos —le dijo Brad tocándole un hombro.
—Pero si casi nadie me conoce. No me identificarán bien —dijo Kevin.
—Y tus amigos y familia ¿Crees que no te conocerán? —le dijo Brad.
—Eso no es ninguna gracia —dijo Leyla—. Que sea la última vez que vas a una casa de apuestas Brad y no te vas a llevar más a Kevin, conseguiste que lo expusieras a todo el mundo. Alístense que el baile es a las 8:00 PM y van a ir muchas personas importantes. Me voy delante con Francis porque hay que preparar más cosas. Nos vemos más tarde.
Le dieron la tablet a Leyla, ella se retiró y ellos se quedaron mirando.
—¡El baile! —dijeron al mismo tiempo ambos y se pusieron en función de prepararse.
—¡Ya no tengo tiempo para practicar el baile! —dijo Kevin.
—No te preocupes, aún tenemos algo de tiempo para estar allá. Vamos a escoger nuestros trajes —dijo Brad.
Kevin y Brad se tomaron el tiempo que les quedaba para alistarse hasta que finalmente escogieron sus trajes y partieron para la mansión a las 7:00 PM. Cuando llegan, el primero que se bajó fue Brad que estaba vestido de consejero.
—¿Qué esperas? Sal del auto —le dijo Brad a Kevin que estaba un poco apenado por el traje—. No te quejes, tú fuiste quién escogió ese traje.
—Voy para afuera —dijo Kevin y salió de la limusina vestido de mayordomo.
—Ahora no te me eches para atrás —le dijo Brad.
—A esta altura ya no puedo hacer nada y te queda bien el traje de consejero.
—A ti también te queda bien el traje de mayordomo, está elegante y vamos que estamos atrasados —dijo Brad apurando a Kevin.
En lo que se acercan a la puerta de la mansión los 2 hombres de la seguridad que estaban en la puerta revisaban minuciosamente a todos los que entraban con una cámara infrarroja. Cada portero tenía una.
—Por favor —los recibió el portero y revisó primero a Brad.
—Anda vamos que soy su representante y él es su nuevo guardaespaldas.
—Lo siento señor, es nuestro trabajo —dijo uno de los porteros.
—Por el amor de Dios —dijo Brad quejándose.
Lo observaron con la cámara y al no encontrar nada sospechoso lo dejaron pasar y procedieron a revisar a Kevin. Brad lo estaba esperando y estaba observando. Kevin abre sus dos brazos y cuando le apuntan con la cámara la imagen se distorsionaba.
—¡Qué raro! —exclamó el que estaba observando a Kevin.
—¿Qué sucede? —preguntó el otro.
—Mira esto —dijo el que tenía la cámara apuntando a Kevin.
Los dos observaron y apuntaban hacia otra persona la podían ver. La cámara hacía interferencia cuando apuntaba hacia Kevin.
—¿Sucede algo? —preguntó Kevin.
—La cámara no funciona contigo así que no vamos a poder dejarte pasar. Tienes algo que haga interferencia —dijo el de la cámara.
—Ve con Leyla y dile lo que sucede, voy a estar aquí esperando —le dijo Kevin a Brad mientras lo revisaban.
Brad fue y al cabo de un rato regresó Francis.
—Ilustre Kevin —dijo Francis inclinándose ante Kevin.
—Ahh por favor ¿Qué hace un príncipe inclinándose ante un mayordomo? —le preguntó Kevin ya que Francis estaba vestido de príncipe.
—Este príncipe no hace acepción de personas —le dijo Francis dejando de inclinarse.
Los guardias se sorprendieron cuando Francis saludó a Kevin de esa forma.
—¿No saben que él es uno de nuestros invitados especiales? —les dijo Francis a los guardias.
Francis se acercó a Kevin, le tiró un brazo por encima de sus hombros y lo entró.
—Yo respondo por él —les dijo Francis a los guardias que no podían oponerse a la voluntad de él y lo entró a la mansión.
—Rompiste las reglas —le dijo Kevin a Francis.
—A veces hay que hacerlo.
—Se te dan bien hablar. Dices lo que hay que decir en su momento y lo haces con elegancia —le dijo Kevin exaltándolo—. Ya veo cómo pudiste conquistar a una estrella de Hollywood.
—¿Sabes Kevin? Me caes bien y eso que hace poco que te conozco.
—Gracias, tú también.
Dentro de la mansión, había muchas personas vestidas de lujo y también mucha seguridad dentro de la mansión. Se acercan a Leyla y Brad que estaban conversando. Muchos la elogiaban menos Kevin que le daba algo de pena.
—Se ve que con el apuro no pudieron escoger otro traje —dijo Leyla a Kevin y a Brad.
—No tengo excusa —le respondió Kevin.
—Quédense ahí para tirarles una foto —les dijo Leyla para tomarle una foto a Kevin junto con Francis. El ambiente era agradable. No era ruidoso, tenía una música clásica de fondo y las personas hablaban educadamente con tono bajo.
Leyla les tomó la foto. Ella estaba vestida de princesa y muy hermosa.
—Esta es para el recuerdo —dijo Leyla.
Luego ella le dio la cámara a Brad y se tiró una foto sola con Kevin abrazándolo por detrás y colocando su cara en su hombro derecho. Se tiraron varias fotos todos juntos.
—¿Y todas esas personas quiénes son? —preguntó Kevin después que terminaron de tirarse las fotos.
—Hay actores, directores de cine, locutores, cantantes, músicos. Todos con una larga carrera de derrotas que los llevaron al éxito a través de la experiencia —dijo Leyla.
—¡Vaya! —exclamó Kevin mirándolo todo y luego pensó—. Pero no debo distraerme.
—Los dos hacen una pareja bonita —le dijo Kevin a Francis y a Leyla que estaban cogidos de mano.
—Gracias Kevin. Dentro de poco va a empezar el baile, escoge una chica, tienes que hacernos compañía en el baile. No te puedes negar. Mira a tu alrededor, hay unas cuantas que están solas —le dijo Francis a Kevin.
Kevin miró alrededor y había varias chicas muy hermosas en grupos conversando, observando los alrededores y compartiendo mientras tomaban con elegancia las bebidas que servían en la fiesta
—Haré mi mejor esfuerzo —dijo Kevin.
—Kevin ¿No me has dicho como me veo? —le dijo Leyla a Kevin.
—Esteeeee, sí, te ves bien. No me desagrada —le respondió Kevin con pena por Francis.
—No tengas pena. Kevin quiso decir que estás súper bellísima ¿No Kevin? —dijo Francis.
—Sí. Eso mismo —respondió Kevin penosamente.
—Más te vale —le dijo ella y Kevin sonrió.
Luego de conversar y pasarla bien, el baile casi iba a comenzar.
—Kevin busca una chica para que bailes. Vamos a retrasarlo por ti —le dijo Francis.
—¿Por mí?
—Vamos campeón. Sin miedo.
Kevin miró alrededor y observó a una chica muy hermosa, de belleza incomparable, vestida de guerrera, de ojos azul claro igual que su pelo largo, suelto y ondeado que estaba sola. Había rechazado varias proposiciones de baile.
—Bailemos —le dijo Kevin pidiéndole la mano.
—No lo creo.
—Bueno —le dijo Kevin despidiéndose y fue a buscar a otra chica.
—Está bien —le dijo ella deteniéndolo pero no le dio la mano. Simplemente caminó junto a él y llegaron al salón del baile.
Todos se quedaron sorprendidos de que aquella chica aceptara la petición de Kevin.
—Vaya Kevin eso es a lo que yo llamo rapidez y no solo eso, la escogiste con una belleza única y hasta aceptó ¿eh? —dijo Francis y se rió.
—Y tú no te quedas atrás Francis —le dijo Kevin y le habló a la chica—. Gracias por aceptar.
—Por nada. Empecemos entonces —le dijo ella y comenzaron el baile.
Comenzaron a bailar pero como Kevin no sabe, daba algunas vueltas mal y tropezaba con ella. Ella solo hacía gestos con la cara de vergüenza ajena.
—Siento hacernos quedar en ridículo —decía Kevin tropezando con ella.
—A ver. Detengámonos. Empecemos de nuevo —le dijo ella dejando de bailar—. Ahora trata de seguir mis pasos.
—¡Okey! —dijo Kevin.
Kevin poco a poco seguía los pasos de la chica hasta que ya no tropezaba con ella.
—¿Ves que no es complicado? —le dijo ella.
—Acabo de aprender a bailar. Eres buena. Gracias.
—Debiste practicar un poco antes de esto.
—No tuve tiempo y cambiando de tema ¿Por qué aceptaste? Supe que habías rechazado a muchos. Yo no era la excepción.
—Simplemente quise
—Pareces una chica de pocas palabras.
—Me lo han dicho.
—Soy Kevin.
—Luna.
—Es un placer.
Había pasado algo de tiempo y detuvieron el baile sin romper las parejas de baile para pedirle a Leyla que les cantara algo.
—Ahora que recuerdo no he visto a Leyla cantar de cerca —pensó Kevin.
A Leyla le dieron unos mini audífonos y micrófono que se colocó en sus oídos y ropa respectivamente y comenzó a cantar desde el escenario captando la atención de todas las personas de forma sensacional. Todos bailaban con la canción incluso Kevin y Luna. Luego bajó del escenario mientras cantaba y hacía gestos sensuales, se acercó a Francis y se puso de espalda a él tocándolo con su cuerpo mientras cantaba, luego se puso de frente, le acarició una cara y luego lo empujó ligeramente por el pecho y este rió. Luego fue a dónde estaban Kevin y Luna y ambas empezaron a bailar alrededor de Kevin como si estuvieran en complot contra él y este se puso de brazos cruzados.
—Wao. Leyla canta increíble —pensó Kevin y tomó por una mano a ambas cuando vio una oportunidad y les dio una vuelta. Leyla se apartó mientras cantaba pasando entre las personas y Luna se quedó con él.
Brad estaba bailando con una mujer obesa y pasó por al lado de Kevin.
—Eres el mejor Kevin —le dijo Brad.
—Gracias por bailar conmigo —le dijo Kevin a Luna e intercambió parejas con Brad ya que estaban intercambiando parejas de baile en ese momento.
Leyla regresaba al escenario y terminaba de cantar entre un poco de sudor y ánimo. Todos le aplaudieron y le clamaban. Luego a Kevin pensó en usar de la visión electromagnética con los lentes puestos y observa a Luna mientras se iba despidiéndose de Brad y se percata de que dentro de su cuello hay un dispositivo casi imperceptible conectado a su sistema nervioso y decide seguirla.
—Parece que nuestro héroe va a aprovechar el momento detrás de la hermosa chica guerrera —dijo Francis.
—Sí parece. Pero debería estar aquí.
—No te preocupes, hay suficiente seguridad. Él también necesita su espacio. Además este día es especial, estamos entre conocidos y estamos celebrando que él te salvó.
—Sí tienes razón —le respondió Leyla dándole la razón y recordando que le había dicho a Kevin que ella necesitaba privacidad también.
Kevin se detiene en la puerta y miró hacia atrás porque no quería alejarse de Leyla y ella le confirmó con una mirada que continuara. Miró a la chica y la siguió hasta la salida de la mansión donde estaban varios guardias que custodiaban la entrada. Ella va hasta los autos que estaban parqueados.
—¿Ya te vas? —le preguntó Kevin y ella se volteó.
—Solo vine a tomar un poco de aire fresco ¿Necesitas algo? —le preguntó ella.
—También salí a lo mismo pero como te vi cerca pensé en hablarte.
—Ustedes parecen cercanos ¿verdad? Me refiero a Leyla, Francis, Brad y tú.
—Si nos llevamos bien —dijo Kevin y se quedó pensativo que su amistad con ellos se debía a sus habilidades, una amistad superficial.
—Holaaaa ¿Estás bien? Te fuiste lejos por un momento.
—Ah sí lo siento jeje, me distraje pensando en otra cosa. Bueno te dejo, seguramente estabas buscando estar sola. No te interrumpo más.
En el momento que Kevin dio la espalda, escuchó el sonido del viento cortándose levemente varias veces y el tiempo para él se puso lento. Los guardias que estaban que estaban en los alrededores fueron sedados casi instantáneamente por francotiradores encubiertos. Uno de ellos le disparó a Kevin pero este esquivó el proyectil y fue tan rápido que pareció no moverse de su posición.
—¡Cuidado! —reaccionó rápido Kevin y se tiró al suelo junto a la chica para protegerla.
Kevin había caído encima de ella quién tenía el pelo desordenado en el suelo. La vista de ella era cautivadora a los ojos de cualquier hombre. También, había creado un campo de fuerza invisible alrededor de ellos.
—Parece que nos están atacando ¿Estás bien?
La chica no respondió, solo lo miró serio.
Kevin estaba distraído mirando a la chica hasta que reaccionó.
—Lo siento. Oh no ¡Leyla! —exclamó Kevin, se puso de pie y la ayudó a pararse.
Entonces una luz se hizo notar. Eran 5 autos blindados que estaban llegando y se bajan en total 20 hombres con trajes avanzados y sus caras cubiertas incluyendo un líder al frente (diferente a los demás en traje y aspecto) que se acercan a Kevin y a Luna mientras preparaban las armas.
El líder rápido sacó una pistola con silenciador y le disparó a Kevin varias veces pero las balas no llegaron a él. Impactaron en el campo de fuerza invisible que los rodeaba a él y a la chica.
—¡Oh Qué inesperado! —dijo el líder.
—¡Qué imprudente! —le dijo Kevin al líder.
—¡Qué descuidado! —le dijo la chica por detrás amenazándolo con una daga.
—¿Ustedes también? —preguntó Kevin.
—No te muevas —le dijo la chica.
—Vayan a la mansión —le ordenó el líder a sus soldados.
—Como si los fuera a dejar —le dijo Kevin y usando la compresión de tiempo se despegó de la chica y se colocó frente a los soldados que iban a la mansión y estos le apuntaban con sus armas.
—¡Quéeee! —exclamó Luna sorprendida
Kevin al apartarse de Luna, el campo de fuerza se desactivó para ella y el líder aprovechó para entregarle un par de módulos que ella se colocó uno en cada pierna.
—Ahora me siento más yo —dijo ella.
—Ese chico es un problema. No estaba en nuestros planes enfrentar una amenaza como esa —le dijo el líder—. Pero esto no es nada para nosotros y parece que le gustaste.
—Eso no es de asombro —le dijo ella con confianza en sí misma.
—¡OYE MUCHACHO !LEYLA ESTÁ EN NUESTRAS MANOS! —vociferó el Líder a Kevin y se acercó un poco a él.
—Aún no. Ustedes no van a pasar —le dijo Kevin.
—No seas ingenuo. Tenemos infiltrados comenzando con Francis.
—No puede ser —pensó Kevin y se le aceleró el corazón del pánico a la vez que pensó que ellos parecen una versión mejorada de los primeros que intentaron secuestrarla y le dijo al líder—. No le van a hacer nada a ella. La necesitan para pedir un rescate de 100 millones de dólares.
—Psjajajaja —carcajeó el líder y le dijo con tono serio—. Eres gracioso. No me corresponde hablar al respecto de ello. Quédate con la duda y ya hemos tenido suficiente cháchara.
—Sí tienes razón. En ese caso —le dijo Kevin cerró los ojos y los abrió brillando infundiendo preocupación y le comenzaron a disparar.
Mientras los proyectiles impactaban en el campo de fuerza Kevin cargó varios pulsos de electricidad estática que luego lanzó. Los trajes absorbieron parte de la electricidad pero no pudieron evitar sentir un contracción que los aturdió lo suficiente para ganar tiempo, y a la velocidad del pensamiento estaba frente al líder agarrándole el rostro y mirándolo fijamente para entrar en su mente. En un momento Kevin vislumbró varias cosas de la mente del líder y volvieron a la normalidad. Kevin estaba de pie frente al líder que cayó sentado al suelo por el mareo.
—¡LÍDER! —exclamó Luna preocupada que se había recuperado un poco a diferencia de los soldados que no se habían recuperado aún.
—¡OH NO TENEMOS QUE DETENERLO! —dijo el líder sintiendo mareo luego de regresar de la habilidad de Kevin.
Luna enseguida empezó a atacar a Kevin con una serie de movimientos especiales con dagas que sacó de sus módulos y Kevin lo único que hacía era defenderse. Detuvo todos los ataques usando la compresión de tiempo y también combinando los campos que creaba en sus manos como escudo. Incluso los de las tecnologías de autodefensa que tenía el traje de Luna no pudo contra Kevin. Al final terminó inmovilizándola sujetándola por detrás. Ella estaba algo enojada porque se sentía derrotada y odiaba perder.
—Quietos —dijo Kevin amenazándolos con Luna como rehén.
—No le vas a hacer nada. No eres de los que asesinan —le dijo el líder—. Además también vi algunas cosas de ti.
—Pero no son tan importantes como las tuyas —Kevin sacó la conclusión de que esa habilidad no solo era para ver en los demás, también compartía información de él. Había sucedido también con los que lo asaltaron luego de ver a Leyla en aquel hotel lo que nunca lo supo porque los asaltantes huyeron. Era el costo de usar esa habilidad con otro sin ser en guardián del elemento.
—¿Te unirías con nosotros? —le dijo el líder Kevin.
—Eso es una propuesta desesperada y una broma del mal gusto —le respondió Kevin.
—¡Qué desperdicio! —dijo el líder.
Entonces la chica activó una máscara tecnológica que cubrió completamente su cara y cabeza. Expulsó un gas en la cara de Kevin.
Pasó un momento para que Kevin empezara a tener dificultad con la respiración y la vista se le empezaba a nublar.
—Hasta aquí llegaste —dijo Luna.
—Deberías ser más listo con esas habilidades —dijo el líder—. Acabas de ser envenenado. Vas a morir con lo que averiguaste.
—¡Oh no! —se lamentó Kevin sabiendo que la regeneración no lo ayudaba con el envenenamiento.
La chica aprovechando la vulnerabilidad de Kevin se soltó de él técnicamente y lo vuelve a atacar pero esta vez Kevin se puso el campo de fuerza para detener todos sus ataques con dificultad, cuando se detuvo, se dio cuenta cuando sintió que algo líquido y caliente salía de la nariz limpiándose y notando que era sangre.
—Te has vuelto lento. —le dijo ella—. No te merecías esas habilidades que posees o mejor dicho, que poseías.
—Son increíbles me colocaron contra la pared —pensó Kevin en ir con Leyla pero como estaba envenenado no podía acercarse a ella para no comprometerla—. Parece que esto se acabó para mí.
Usaba la regeneración para regenerar sus pulmones pero no se curaba. Estaba tosiendo, sangrando por la nariz, con la vista que se le nublaba y la respiración le fallaba.
—Esta toxina es muy rápida —se quejaba Kevin del dolor cuando respiraba y pensó poniéndose en posición de pelea contra ellos—. Tengo que aprovechar el tiempo que me queda para al menos detenerlos.
El veneno destruía sus pulmones rápidamente, la regeneración las recuperaba pero no podía neutralizar la toxina.
La chica y el líder se prepararon para pelear contra Kevin en un combate de 2 vs 1.
El líder le disparó a Kevin y este esquivó los disparos, seguido de eso la chica comenzó a atacarlo con las dagas y disparos ya que ella tenía armas de fuego guardada en el módulo que le dio el líder. Luego este se unió al combate. Los contrincantes de Kevin estaban bien sincronizados, usaban ataques combinados usando las armas de fuego de manera tal que su compañero estuviera fuera del fuego amigo. Kevin usaba intermitentemente el campo de fuerza combinado con la compresión de tiempo evitando los disparos y algunos ataques de las armas blancas de sus oponentes.
—Como los viejos tiempos ¿eh? —le dijo el Líder a Luna divirtiéndose con la pelea.
—Cómo olvidarlo. Hacía rato que no sentía tanta emoción —dijo ella—. Pero por alguna razón él no va con todo. Con esas habilidades si quisiera hacernos daño ya lo habría hecho.
—Tenemos que aprovechar esa brecha mientras esté —dijo el líder.
—Terminemos con esto entonces —dijo Luna y ellos incrementaron sus ataques.
Kevin estaba en desventaja. Cada vez más se debilitaba. Incluso ya conectaban algunos golpes en el cuerpo de Kevin. Los soldados iban a entrar a la mansión pero Kevin mientras peleaba, los bloqueaba con el campo de fuerza. La pelea contra el líder y Luna además de retener a los soldados lo distrajo hasta el punto que se olvidó de los francotiradores y fue herido en una pierna por un disparo de ellos cayendo con una pierna al suelo. La herida tardaba en regenerarse.
El líder aprovechó y lo inmovilizó por detrás sujetándole los dos brazos y bloqueándolo para que se mantenga arrodillado.
—Te tenemos —le dijo el líder.
Luna por delante lo asestó con la daga en el pecho.
—Vaya, como aquella vez —dijo Kevin escupiendo sangre por la boca salpicando a Luna, recordando cuando lo apuñalaron para salvar a Blair en la salida de la universidad mientras que a la vez que los ojos agresivos de Luna se posaban sobre los ojos sumisos de Kevin.
Kevin recordó la prueba del coliseo, se sintió como si estuviera siendo visto por los que participaron en la prueba. Se sentía juzgado. Ese día todos dieron lo mejor de sí mismos y no temían perder. ¿Dónde estaba el Kevin del coliseo?
En ese momento Kevin comenzó a brillar sus ojos y su cuerpo a emanar electricidad.
—¡ATRÁS! —gritó el líder a Luna y se apartaron un poco de Kevin—. ¡MÁS LEJOS! ESTÁ PREPARANDO ALGO GRANDE.
Así hicieron pero chocaron con un campo de fuerza que no los dejó ir más allá. Kevin había encerrado a todos dentro de una cúpula.
—Esto no es bueno. Nos tiene atrapados y parece que nadie puede acercársele —dijo Luna mientras tocaba el campo de fuerza con sus manos.
El líder sacó un cuchillo militar de su traje y lo lanzó a Kevin pero este se desintegró al hacer contacto con el campo de fuerza que lo protegía.
—Creo que perdimos la oportunidad de terminar con él. Eres valiente Luna. Te veo tranquila, resignada —dijo el líder.
—Está débil. Lo único que nos puede salvar es que muera antes de que lance el ataque —dijo Luna.
—Me gustaría tener la esperanza que tienes tú —le dijo él.
—No es solo eso. También hemos pasado por mucho. Nos hemos manchado con la sangre de otros. Es lo justo que nos suceda esto —dijo ella.
—Lo sé. Pero me cuesta aceptarlo. Hay muchas cosas que quisiera hacer. Cosas inconclusas. Me frustra el saber que no podría hacerlas —dijo el líder apretando sus puños.
En ese momento Kevin aumenta la intensidad de la electricidad. El líder y Luna se miran como si se estuvieran despidiendo y los soldados sueltan sus armas y se ponen sus puños en el pecho.
Entonces salen desde dentro de la mansión Francis sujetando a Leyla y algunos de los secuestradores infiltrados para ver lo que sucedía fuera.
—¡Kevin! —exclamó Leyla de tristeza viendo a Kevin herido preparándose para eliminar a los asaltantes.
—Silencio —le dijo Francis mandándola a callar.
Mientras tanto Kevin pensaba.
—De todos modos voy a morir y perderé el elemento. Me los llevaré conmigo —pensó Kevin, colocó una mano delante de él y desprendió haces de electricidad que avanzaban hacia los asaltantes deslizándose, rebotando y haciendo agujeros en el suelo con un sonido ensordecedor.
—¡KEVIN NOOOO! —gritó Leyla.
Kevin la escuchó y antes de que los haces de electricidad impactaran en los objetivos, se desvanecieron junto con el campo de fuerza. El brazo de Kevin que lanzó la electricidad estaba humeando, lo dejó caer y se desplomó rendido al suelo.
—¡SUÉLTAME! —le dijo Leyla forcejeando y Francis la dejó porque de todos modos ya derrotaron a la mayor amenaza y también ya estaba capturada, estaba inofensiva.
—No dejen que se acerque. Está envenenado —le dijo el líder y un soldado impidió que Leyla se acercara a Kevin que estaba fallecido en el suelo.
—¡NO ME IMPORTA SUÉNTENME! —gritó Leyla, la desmayaron y procedieron a entrar todos a la mansión.
Luna se acercó a él, se desactivó su máscara haciendo visible su cara y lo miró.
—Líder tiene razón. ¿Qué desperdicio? —dijo Luna lamentando la pérdida de una persona tan útil como él.
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