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TE - Capítulo 14
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Guardaespaldas

Al día siguiente Kevin estaba acostado boca arriba en el banco con los ojos tapados con un brazo y el rugir del estómago lo despertó.

—¡Qué noche! y qué hambre—dijo Kevin, se levantó y se sentó en el banco—. Aunque no quiera voy a tener que caminar un poco. Si me quedo aquí solo, me voy a estancar.

Kevin salió a caminar y mientras lo hacía, el hambre aumentaba hasta que se le ocurrió pensar como un perro callejero.

—Voy a tener que busca sobras. De lo contrario moriré de hambre.

Kevin siguió caminando hasta que encontró un restaurante que quedaba al pie de un edificio con una calle a su costado. Se detuvo algo distanciado esperando a que en el cajón de la basura tiraran las sobras del desayuno. Luego de 30 minutos aproximadamente una persona vestida de ayudante de cocinero salió con una bolsa que tiró a la basura y Kevin fue rápido allí discretamente. Se metió de cabeza buscando hasta que encontró sobras de pan, queso y cajas de jugos naturales de frutas que no estaban terminadas. Agarró rápido lo que pudo y cuando se dio la vuelta había un joven desconocido que se acercó a él y miraba su móvil.

—Te encontré —dijo el chico.

—¿Me qué? —dijo Kevin aún con sobras de comida en ambas manos.

—Síiiii —dijo el chico emocionado y se dirigió a Kevin—. No te muevas por favor.

—¿Por qué me buscas? ¿Me conoces? —le preguntó Kevin extrañado.

—Solo espera por favor y no te vayas —dijo el chico mientras hacía una llamada.

—¡Cómo! —exclamó Kevin pensó en escapar del chico pero luego pensó que si fueran los militares no usarían a civiles para atraerlo, simplemente lo harían personalmente y con armas.

—Por favor espera, no te vayas —le imploró el chico y Kevin se detuvo.

—Bueno creo que no tengo mucho que perder. Si se complica la cosa, puedo usar la compresión de tiempo para escapar a la velocidad del rayo —pensó Kevin y luego se dirigió al chico—. Está bien pero si es una trampa me lo vas a pagar.

—No te preocupes que no es para nada malo además te va a agradar quien te busca. Debes ser famoso chico para que estés siendo buscado por alguien importante.

—¿Quién me busca? —le preguntó Kevin sintiendo curiosidad y corazonada a la vez.

—Yo —dijo un hombre que acababa de llegar en un auto y estaba detrás del chico. Kevin no podía reconocerlo bien. Ese hombre le dio un rollo de dinero al chico, le dio las gracias, el chico se fue y el hombre se acercó a Kevin.

—¿Qué tienes en las manos? Por Dios. Sabes que si comes eso podrías enfermar o acabar envenenado en el peor de los casos —le dijo el hombre y Kevin enseguida recordó lo que le dijo Wyrat de que la regeneración no neutraliza las toxinas o sea el envenenamiento

Kevin afinó su vista para verlo mejor y se dio cuenta que era el representante de Leyla que estaba algo disfrazado para que no lo reconocieran.

—¡Ahhhhhhh! —exclamó Kevin sorprendido.

—Ya sabes quién soy verdad. ¿Vienes o no? —le dijo Brad y Kevin no respondió—. No te hagas el duro ahora después de salvar a Leyla ayer. No te voy a obligar pero si es tu decisión puedes seguir en esas condiciones. Además ¿No era esto lo que querías? —le dijo Brad.

—Este…Sí tienes razón. Vamos —dijo Kevin regresando a la basura lo que tenía en sus manos.

—Vamos a llevarte primero a un Spa, para que tomes un baño revitalizante, arreglarte, conseguirte ropa nueva, comas algo y luego reunirnos con Leyla. No vas a verla en esas condiciones.

—Ufff ¡Qué bueno! Esto no podría ser mejor. No veía la hora de cuándo esto iba a terminar. Al final valió la pena  —dijo Kevin pensando.

—Gracias por salvar a Leyla, lo que hiciste no tiene precio —dijo Brad.

Llegaron al auto de Brad que tenía chofer, se subieron en él y llegaron al Spa y le pagó el paquete completo de belleza. A Kevin le desecharon la ropa que traía puesta, tomó un baño revitalizante y después del baño le tenían preparado la ropa nueva la cual se puso. Le arreglaron el pelo, lo retocaron, le dieron masajes dejándolo como nuevo. Entonces Brad lo llevó a un restaurante de lujo donde le dio una comida de primera. Luego le pidió a su chofer que se fuera con el auto. Se habían sentado en una mesa que tenía vista hacia la calle.

—Disculpa por haberte tratado mal aquel día —le dijo Brad mientras Kevin comía.

—No importa. Tenían motivos para hacerlo. ¿No vas a comer nada? —le preguntó Kevin.

—No y por lo que veo no eres de los que hablan mucho —le dijo Brad.

—Es lo normal ya que somos desconocidos.

—No tengas pena con nosotros. Cuando nos conozcas te aseguro de que te vas a relajar. Somos divertidos, lo que somos demasiado serios con el trabajo tanto que parece que ni siquiera nos llevamos bien pero es al contrario.

Kevin no podía hablar mucho. Estaba concentrado en la comida. Se lo comió todo sin pena como un león y Brad se divirtió un poco observándolo discretamente. Después que terminó, Brad recibió una llamada por el móvil y justo en ese momento se parqueó una limusina de cristales oscuros fuera del restaurante. Ellos la vieron por el cristal del restaurante.

—Vamos —le dijo Brad parándose de la mesa—. Ella vino a buscarnos y no menciones su nombre.

Kevin estaba algo nervioso. Se pusieron de pie, salieron y se acercaron a la limusina pero Kevin se detuvo.

—¿Qué esperas? Entra —le dijo Brad.

La puerta de la limusina se abrió desde dentro y una mano agarró a Kevin entrándolo y luego entró Brad rápido.

—¿Leyla por qué viniste y sin guardaespaldas? —le dijo Brad dándose cuenta que ella había venido sola con el chofer—. ¿Querías que te secuestraran de nuevo?

—A veces quisiera andar sola en la calle como una persona natural.

—Pero no puedes, de todas formas tenías que haber traído por lo menos uno.

—Ya tenemos uno que vale por muchos —dijo Leyla y estaba sentada al lado de Kevin agarrándolo por el brazo izquierdo y Brad estaba al frente.

—No lo vuelvas a hacer —le dijo Brad.

—Está bien cariño.

Kevin no se atrevía a mirarla. Pero ella con una mano le viró la cara de Kevin hacia ella para que la mirara.

—¿Por qué sientes pena ahora? Ayer cuando me salvaste me trataste con una seguridad, tanta que apenas podía hablar o mirarte ¿Ahora eres tú quién se siente bajo? No recuerdo cuando fue la última vez que alguien me hizo sentir así.

—¿Y estás enojada? —le preguntó Kevin.

—Estoy emocionada —dijo ella y lo abrazó.

—¿Por qué? Si ni siquiera me conoces, ni sabes nada de mí.

—Kevin. Me salvaste. Eres mi héroe. No tengo como agradecerte. Y estaba preocupada por ti. Pensé que estabas muerto.

—¿Muerto? —dijo Kevin extrañado.

—Esa es otra historia —dijo Brad. Leyla dejó de abrazarlo y le contaron la historia de por qué pensaron que estaba muerto.

El ambiente era agradable a la vista y al olfato de Kevin. Tanto ellos como el lujo interior de la limusina. Kevin nunca había estado en una situación así y se sentía algo incómodo pero se estaba relajando. Había luces de neón, una mesa con bebidas y música relajante.

—Así que era eso. Yo no iba morir tan fácil….y siento lo del otro chico —dijo Kevin.

—Me sentí mal cuando vi la noticia. Pensé que eras tú y me arrepentí de no haberte traído conmigo —dijo Leyla.

—De todos modos no podías. Además era seguro que no me ibas a llevar contigo en ese momento. Era una apuesta arriesgada de mi parte. Yo solo me estaba dando a conocer.

—Pero si te hubiera traído conmigo estoy segura que no me habrían secuestrado. Pude al menos haberte invitado sin dejar que estuvieras solo ahí fuera. Quién sabe lo que pasaste todo este tiempo solo. Además nos sirvió para encontrarte usando las cámaras de seguridad del hotel cuando entraste detrás de mí —dijo ella compadeciéndose de Kevin.

—Vaya nada de lo que hice fue en vano —pensó Kevin.

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—Cuando lo encontré estaba buscando comida en la basura —dijo Brad y Leyla se compadeció más.

—Jajajaja ahora tratan de hacerme sentir inferior a ustedes. Parece como si se lo estuvieran desquitando —dijo Kevin activando la visión electromagnética haciendo brillar sus ojos.

—Wao. Mira Leyla —dijo Brad sorprendiéndose.

—Ya había visto sus ojos así. Son hermosos —dijo ella mirándolos.

—Ahora me van a sonrojar —dijo Kevin volviendo sus ojos a la normalidad y ruborizándose un poco

—¿Cómo ves cuando pones los ojos así? —le preguntó Brad.

—No estoy seguro. Es como los las imágenes de los rayos X pero con más detalles. Puedo ver el sistema nervioso, las señales eléctricas en personas, animales, objetos y las ondas en el espacio.

—Debes sentirte extraño viendo así —dijo Brad.

—Al principio pero ya me he ido acostumbrando. Es un golpe para la vista verlos así normal y luego ver casi los huesos con líneas de de electricidad recorriéndolos alrededor de ellos.

—Sí creo que lo puedo imaginar un poco. A mí me desagradaría un poco. Pero debe ser sensacional —dijo ella.

—Bueno creo que ya hemos hablado suficiente de mí por ahora. ¿Qué es lo que sigue ahora?

—¡Qué sensación más agradable! —dijo Leyla ignorando la pregunta de Kevin ya que estaba agarrando el brazo de Kevin y la razón era porque la regeneración le daba a Leyla la sensación de sentirse protegida y la relajaba.

—Y eso que he aprendido a dominar un poco la inducción de sentidos. Ahora ella se estaría encendiendo jajajaj —pensaba Kevin maliciosamente.

—Leyla. Kevin hizo una pregunta —le llamó la atención Brad. No le gustaba como se estaba apegando a Kevin.

—¿Eh? Ah cierto. Bueno tu trabajo empezó desde ayer, lo primero es ir al hotel y preparar las cosas. Nos vamos para Washington mañana. Mi novio nos está esperando allá. Lo vamos a pasar bien —dijo Leyla.

—Bueno yo estoy a su disposición —respondió Kevin—. Y… veo que ya estás bien a pesar de lo de ayer.

—¿Sabes? Después que me salvaste cuando me sanaste, me sentí completamente recuperada incluso mentalmente.

—Realmente alguien después de eso quedaría traumatizado pero parece como si ella nunca hubiera pasado por eso —dijo Brad.

—Me puse a pensar luego en cómo me salvaste y fue como vivir una aventura similar a la de las películas —dijo Leyla.

Leyla abre una botella de whisky caro, le brinda a Kevin y a Brad.

—Por ti Kevin, porque eres nuestro amigo y porque sé que vamos a pasar buenos momentos todos juntos.

—Nuestro amigo Kevin —dijo Brad.

—Por ustedes, mis nuevos amigos —dijo Kevin y cuando miró por la ventana de la limusina vio a la chica que lo había estafado en el restaurante de Cynthia. 

Kevin bebió de a golpe el trago que le quedaba en la copa.

—Oigan disculpen pero. Necesito ver a alguien. Ahora —dijo Kevin seriamente. Leyla y Brad notaron la seriedad y urgencia con que Kevin dijo eso y detuvieron la limusina—. Tengo que resolver un asunto. Volveré con ustedes ¿Es en el mismo hotel?

—No. Estamos ahora en el Intercontinental Barclay —le dijo Leyla y le dirigió a Brad una mirada.

—Sí. Toma esto. Lo vas a necesitar para poder entrar al hotel —dijo Brad dándole una manilla VIP del hotel donde se estaba quedando—. También si quieres te envío un auto para que te recoja. Si quieres traer contigo a alguien puedes hacerlo. Nosotros respondemos.

—Sí entonces puede ser a esta misma dirección y gracias chicos. En serio. Volveré con ustedes. Lo prometo —les dijo Kevin tomándole las manos y se bajó de la limusina a seguir a la chica.

—No te pierdas —le dijo Brad.

—¡Qué pena! —dijo Leyla extrañándolo.

—Ten paciencia. Ya estará de nuevo con nosotros. Y vamos rápido que estamos sin protección. Por eso siempre tienes que estar con algún guardaespaldas, no sabes las situaciones que se pueden presentar —le dijo Brad.

Kevin se bajó del auto. La chica iba a varios metros caminando delante y él detrás. Luego ella se desvió por una callejuela entre dos edificios y cuando Kevin volteó por la esquina ya ella no estaba.

—Quizás sepa que la estoy siguiendo. Me imagino que si continúo, vaya hacia una trampa y se escabulle a mis espaldas. Sigámosle el juego entones —se dijo Kevin y siguió por la callejuela 

—¿Qué quieres? —una voz femenina le habló por detrás y sintió algo que lo tocaba en su espalda—. No te muevas

—Solo quería saber tu nombre. No me lo dijiste aquel día y también quería agradecerte —le dijo Kevin.

—¿Agradecerme?...Voltea despacio —le dijo ella y cuando le vio la cara se sorprendió doble, uno porque no esperaba ver a Kevin de nuevo y segundo porque sabía que había dos hombres que la estaban siguiendo y que estaban al llegar a ellos—. Tú. Sabía que escondías algo detrás del aspecto pobre que tenías aquel día.

Kevin se percató que ella tenía en la mano una pistola pequeña y ella se extrañó que él estuviera tan tranquilo ante un arma de fuego.

—Debe ser porque ahora parezco rico pero en realidad en aquel entonces yo realmente era pobre. ¡Qué ironía! De todos modos me sirvió de mucho que me hubiera endeudado con Cynthia. Es algo que debería agradecerle aunque no lo entendería —pensó Kevin analizando la situación y terminó dándole la razón—. Todos tenemos secretos.

—Detesto a los hombres como tú que se dedican a hacerse pasar por pobres para luego humillar. Odio a los que se dedican a probar a otros usando la manipulación. No importa si una chica es interesada o no, la humillación es imperdonable para mí —le dijo ella.

—Está bien pero te aseguro que eso que piensas de mí, no es así —le dijo Kevin defendiéndose.

En ese momento los dos hombres que la seguían estaban al llegar a ellos. Ella guardó su arma. Empujó a Kevin hacia la pared y se agachó frente a él quedando frente a su cintura. Ella estaba ocultada por un cajón de basura por lo que solo se veía a Kevin de la cintura hacia arriba.

—Gracias que estoy controlando la inducción de sentidos. De lo contrario es probable que ella sufriera un ataque de pasión desenfrenada. Quizás debo hacerlo para desquitármelo. Mejor no. Pobrecita —pensó Kevin con malicia mirando hacia abajo y ella hacia arriba.

—Vámonos, aquí, parece que hay alguien ocupado —dijo uno de los seguidores de la chica y se fueron creyendo que Kevin se estaba masturbando.

—Ya se fueron —le dijo Kevin y ella se paró y se separó de él—. ¿No me dirás tú nombre?

—No y menos a un desconocido. Adiós —le dijo ella despidiéndose pero los dos hombres regresaron. Al parecer se estaban asegurando que no hubiera policías cerca para regresar ya que se habían quedado con duda.

Estaban de frente a Kevin y la chica estaba detrás de él preparada para usar su pistola.

—¿Sucede algo caballeros? —les preguntó Kevin con naturalidad.

—Estás en el medio. Si no quieres problemas solo apártate, solo la queremos a  ella —dijo uno de ellos y apartaron a Kevin para ir a por ella.

—Anda vamos. No hagan hacer esto. Es solo una chica indefensa —le dijo Kevin agarrando a ambos para detenerlos pero ellos reaccionaron agresivamente y le cayeron a golpes a Kevin a la vez que los aguantaba para que ella se escapara.

La chica aprovechando la apertura se escapaba pero al ver a Kevin que estaba siendo golpeado en el suelo, ella se arrepintió y regresó agarrando a uno de ellos por una oreja que se quejaba del dolor, entonces ella le dio un golpe en un punto vulnerable del cuello y no noqueó. Luego el otro fue a atacarla y ella le hizo un agarre a un brazo torciéndoselo y cuando lo llevó al suelo lo noqueó también.

—¿Estás bien? —le preguntó ella dándole la mano a Kevin para que se levantara.

—Sí estoy bien —le dijo Kevin levantándose con la ayuda de ella— ¿Por qué no escapaste?

—No quería cargos de conciencia.

—Gracias —le dijo Kevin con una sonrisa—. Eres buena defendiéndote. Me imagino que se debe a tu belleza. Con los hombres persiguiéndote, debe ser duro estar en tu lugar.

—Puede que tengas razón.

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—Deberíamos irnos rápido de aquí —le dijo Kevin notando la falta de seguridad de ella—. ¿Quieres venir conmigo? Al menos hasta que te sientas segura. Los asaltantes pueden despertar. Quizás tengan compañeros.

—No confío en alguien que ni siquiera sabe defenderse a sí mismo ¿Además adonde me llevarías? —le dijo ella sin descartar la posibilidad.

—Es razonable lo que dice —pensó Kevin y se metió la mano en el bolsillo, sacó la manilla que le había dado Brad y se la lanzó. La manilla era dorada con la identificación del hotel Intercontinental Barclay para clientes VIP con todos los gastos pagos.

—Vaya esto es… —pensó la chica sorprendida y le daba pena aceptar ir con él después de haberlo tratado con desdén.

—Voy a tener que hacer lo mismo que tú hiciste conmigo. Invitarte a la fuerza —le dijo Kevin con una sonrisa. La agarró de una mano y ella se dejó llevar.

Sin que ella se diera cuenta Kevin miró hacia el lugar donde habían estado y lanzó un barrido de electricidad superficial invisible a simple vista que barrió las huellas y marcas en ese lugar para borrar las evidencias de ellos.

Un auto negro de lujo que le había enviado Brad estaba parqueado en la calle y entraron en él.

—Tranquila relajémonos —le dijo Kevin con gracia—. Hagamos como que empezamos de cero.

Kevin se sirvió una copa. La invitó y ella no quiso. Ambos estaban sentados uno al lado del otro mirando cada uno por sus ventanillas.

—Ahora que me percato. Él está bastante bien a pesar de la paliza que le dieron —pensaba la chica mirándolo sin que él se diera cuenta.

El auto se detuvo. 

—Llegamos —dijo el chofer.

—¡Qué rápido! Vamos —le dijo Kevin a la chica.

Salieron del auto y llegaron a la puerta del hotel.

—Ponte el identificador —le dijo Kevin y ella lo hizo.

Entraron para ir hasta la recepción y Kevin sintió que la chica lo jaló suave por la ropa señalándole a alguien.

—¿Ese es Brad? —le preguntó ella y Kevin terminó de responderle.

—Sí. Se están quedando aquí —le respondió Kevin.

El asombro de la chica fue mayor cuando Brad se dirigió a Kevin.

—¡Kevin! Estaba preocupado —dijo Brad soltando un suspiro—. Pensé que no vendrías y que tenía que salir a buscarte otra vez.

—No podría hacerles esto a ustedes luego de lo que hicieron por mí.

—¿Qué te sucedió? Tienes la ropa estropeada —le dijo Brad.

—Tuve un pequeño incidente y fui defendido por ella —le dijo Kevin.

—¿Defendido? ¿Tú? ¿Y por una chica? —le preguntó Brad de forma incrédula—. No tienes vergüenza Kevin.

—Eso último estaba de más —le dijo Kevin bajando la cara.

—Bueno ¿Y el identificador que te di? —le preguntó Brad y Kevin le señaló a la chica.

—Eso no es problema yo te consigo otro —le dijo Brad. Fue a la recepción para buscarle otro identificador a Kevin.

—Así que Kevin —dijo la chica pensando quién era Kevin que al parecer tenía en la palma de su mano a un pez gordo.

—Bueno ya lo sabes. Ese es mi nombre —le dijo Kevin.

Entonces llegó Brad y le dio el identificador a Kevin.

—Es para la misma suite VIP —le dijo Brad y se dirigió dijo a la chica—. Eres bienvenida también. Los amigos de mis amigos son también mis amigos —le dijo Brad saludándola y se dirigió a Kevin nuevamente—. Vayan. Descansen y disfruten de la estancia. Kevin te aviso luego para reunirnos con Leyla.

Brad se retiró dejándolos.

—Oye no fue idea mía lo de estar en la misma suite. Podemos separarnos.

—Ya está hecho, además no está bien darles más trabajo a ellos por un cambio.

—Parece no importarle —pensó Kevin y le dijo—.Bueno. Ya estás dentro, eres libre de hacer lo que quieras. Yo voy a la suite —le dijo Kevin a la chica y se iba a la suite que estaba en uno de los pisos más altos del hotel.

—En ese caso yo también voy —le dijo ella con seguridad.

—Esto se puede poner interesante. Primera vez que voy a estar acompañado con una chica en una suite —pensó Kevin y le dijo—. Sí, también debes sentirte agotada. Necesitas descansar también hoy ha sido un día agitado.

Ella asintió y un guía del hotel los llevó hasta la suite. Ambos entraron. Ella enseguida recorría toda la suite echándole un vistazo, puso música y revisaba las cosas.

—¿Entonces trabajas para Leyla?

—Soy uno de sus guardaespaldas.

Sin decirle nada ella lo miró con asombro.

—Y ¿Por qué no te defendiste? Pudiste haberme evitado pelear con ellos —le dijo ella con algo de enojo.

—Estabas armada. Imaginé que podrías lidiar con ellos. Además solo tenías que huir.

—Ahhhjjj. Bueno ya está hecho. No tiene sentido quejarme por ello —dijo ella y luego pensó calmándose—. Es un poco intrigante. Los guardaespaldas normalmente son hombres fuertes y esbeltos. Él ni siquiera lo parece pero soportó el somnífero que le puse en el restaurante. Actuó con naturalidad cuando le apunté con mi arma, es como si ya estuviera acostumbrado a ello y cuando le dieron la paliza, salió ileso.

—También es la primera vez que una chica me defiende. Gracias otra vez —le dijo Kevin inclinándose ante ella.

—¡QUÉ! De haberlo sabido te habría dejado tirado. Te tomarse ese momento a la ligera para experimentar que una chica te defendiera ¿No? Brad tiene razón. No tienes vergüenza —le dijo ella recuperando ligeramente su enojo.

—Era algo que quería experimentar. Además deberías sentirte privilegiada de que hayas sido la primera chica en mi vida que me haya defendido y no sabía que fueras fácil de enojar. Deberías sonreír más y… ay ay ay ay ay —se quejó Kevin graciosamente del dolor porque ella se acercó a él y lo agarró por una oreja sin dejarlo terminar de hablar.

—Debería hacerte lo mismo que le hice a ellos —le dijo ella para darle un escarmiento.

—Está bien. Está bien. Tú ganas —le dijo Kevin tomándola por las muñecas y luego sin querer se deslizó hacia las manos de ella—. Bueno dejando las bromas de lado. Solo quiero tomarme un baño para quitarme un poco el estrés —le dijo Kevin y la apartó para pasar. Eso fue suficiente para que ella respirara profundo sintiendo una sensación excitante.

—Jum. Yo también —le dijo ella volteándose con forma de queja y fue al jacuzzi que estaba al lado de la piscina del balcón de la suite.

—Jaja. Ni que fuéramos de una pareja de casados —dijo Kevin riéndose consigo mismo y luego pensó—. Me pregunto si sintió algo. Olvidé controlar la inducción de sentidos cuando la toqué, sus manos son suaves y tiernas.

Kevin salió del baño en shorts, secándose el pelo con una toalla mientras iba a la cama y la chica entró al cuarto.

—Ah, lo siento pensé que ya habías terminado —dijo ella con algo de pena.

Kevin se volteó y la chica estaba detrás de él con la cara algo sonrojada, descalza,  cubriéndose con una pequeña toalla el pelo y con otra toalla se cubría desde el pecho hasta la cadera, dejando sus piernas al descubierto.


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