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TE - Capítulo 11
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Nuevo rumbo

Arribó Kevin a New York amaneciendo. A penas abre sus ojos despacio observa por la ventana del autobús la inmensidad de edificios, la enorme cantidad de tráfico y personas en las calles. Ambiente característico de tal ciudad. El autobús llega a la terminal, se baja de él y como no sabía qué hacer ni cómo empezar, decide caminar un poco las calles observando y conociendo un poco la ciudad.

—Necesito comer algo pero así no puedo —se dijo Kevin oliéndose y fue a un baño público, tomó un baño y se cambió de ropa. Lauren le había dejado una de más en la mochila y desechó la que se quitó.

Exploró varias cafeterías buscando un precio asequible pues todo era caro. Preguntando a los transeúntes dio con una que cumplía con sus estadísticas monetarias. Entró y vio que había una mesa de dos con un puesto desocupado.

—¿Puedo sentarme aquí? —le preguntó Kevin a la chica de piel blanca, ojos oscuros, cejas y labios pronunciados, que estaba ocupando un puesto en la mesa. Ella vestía ropa casual y el pelo negro ligeramente largo lo tenía recogido hacia atrás.

—Está bien —le dijo ella luego de pensarlo un poco.

Kevin se sentó, pidió un almuerzo y en lo que demoraba el pedido se tapó la cara con sus dos manos preocupado porque no sabía cómo se las iba a arreglar de ahora en adelante.

—No tengo valor para robarle a nadie como tampoco quiero sacar ventaja de las habilidades para sacar provecho —pensaba Kevin.

—Pareces desanimado. ¿Por qué no tomas algo para suavizar? —dijo el ella.

—No serviría de mucho —le dijo Kevin aprovechándose de que las bebidas no le hacían efecto para encubrir la falta de dinero.

—Yo invito —le dijo ella.

—No por favor. No sería capaz de aceptarlo.

—Vamos deja ese orgullo de hombre. Hay cosas que las mujeres podemos hacer también.

Kevin pensó y le daba algo de vergüenza que lo invitara una chica extraña. El silencio de Kevin ella lo interpretó como un sí y pidió algunas cervezas para acompañar con el almuerzo.

Entonces ponen una canción romántica en la cafetería mientras ellos almorzaban y bebían.

—Vaya, si tú y yo fuéramos conocidos se podría decir que estamos en una cita —le dijo Kevin.

—Salud —le dijo ella enseñando su copa y Kevin chocó la suya con la de ella y se la bebieron.

Pasó un rato. Ellos seguían conversando. La chica con semblante extrañado pidió más cerveza pero ya ella no tomaba tanto. Kevin se había tomado como 10 y no mostraba cambios de actitud. Ella en cambio tomó menos que él solo para acompañarlo y comenzaba a hablar mucho. Kevin solo asentía o no. Ella hablaba de cosas probablemente inventadas pero por lo menos se hablaba.

—Por lo menos con chicas como esta no se pasa trabajo hablando pero tiene su desventaja ya que se pierde mucho tiempo en vez de pasar a la acción si la dejas —pensó Kevin fingiendo prestarle atención a ella.

Pasado un tiempo Kevin necesitó ir al baño y cuando regresó, ya ella se había ido. Ni siquiera se habían dicho sus nombres. Kevin se desesperó al ver que no tenía el dinero para pagar todo eso incluyendo las bebidas, se le quitó el apetito pero aún así comió porque lo necesitaba. 

—¡Rayos qué ingenuo fui! Pensar en los problemas y la distracción de la chica me encerró de ver cualquier obstáculo. Al final la culpa es mía —se dijo Kevin más desanimado.

Primera vez que visita New York y termina endeudado. Cuando terminó de almorzar, la mesera (mujer de piel morena, de tamaño mediano) le trajo la nota de lo que costaba todo eso. Kevin fue directo al grano.

—Solo tengo dinero para pagar el almuerzo —le dijo Kevin apenado.

—Si no tienes efectivo puedes pagar por tarjeta —le dijo la mesera cruzando los brazos.

—No. No me entiendes, no tengo más dinero.

—Es una broma ¿no? —dijo la mesera.

—No es una broma y no me denuncie por favor. ¿De verdad no hay algo que pueda hacer para compensarlo? Acabo de ser engañado por una desconocida.

Ella lo miró con cara seria y dio un grito hacia la cocina.

—LARRY

—Sí señora —dijo un hombre asomándose por una puerta de servicio de la cafetería.

—Te envío una ayuda —le dijo ella al hombre y al cabo de un rato Kevin estaba lavando platos como todo un profesional y estaba siendo vigilado por una persona que lo custodiaba sin descansar. La mesera se acerca a él para descansar un rato y Kevin continuaba lavando platos.

—¿Hasta cuándo es esto? —le dijo Kevin un poco agotado después de varias horas lavando platos, eran las 5 de la tarde, las gotas de sudor le corrían por la cara por el calor que hacía en el lavadero de la cocina. La mesera había ido a verlo.

—Querido, esto es hasta que se acabe el día. Además no tengo la culpa de que te hayan engañado. ¿De dónde eres? —le preguntó la mesera mientras se tomaba una bebida.

—De Dallas —le respondió Kevin.

—¿Qué te trae a New York? Si se puede saber —preguntó la mesera indagando un poco ya que aunque sospechara de él veía en su rostro que no parecía una mala persona.

—Simplemente me aventuré a venir solo de visita.

—Muchos anhelan visitar la gran manzana. Bueno, lo que me interesa es que me pagues tu deuda. Ahora te dejo, tengo que seguir atendiendo a los clientes.

Kevin continuó lavando platos y escuchó en la TV del comedor las noticia que Leyla Jones una de las celebridades más famosas de los Estados Unidos iba a dar un concierto esa misma noche en New York. Kevin fue hasta el comedor de la cafetería y viendo la TV sin pensarlo demasiado se le ocurrió algo.

—¿Qué haces aquí? Sigue con tu trabajo como te llames —le dijo la mesera.

—Me llamo Kevin —dijo Kevin yéndose para el lavadero emocionado.

Ya de noche terminando de trabajar se le acerca la mesera con un poco de comida y bebida refrescante.

—Toma. Come, ya has hecho suficiente —le dijo a Kevin e hizo que la persona que lo vigilaba se retirara.

Kevin sin decir nada se comió todo rápido y hambriento.

—¿Cuál es tu nombre? —le preguntó Kevin.

—Cynthia. Trabajo de mesera pero en realidad soy la dueña del negocio.

—¿Cómo es posible? —le preguntó Kevin extrañado de que ella esté haciendo de mesera.

—Es raro pero en realidad me agrada hacerlo. No me gusta estar sentada mientras las cosas pasan. Además controlo mejor el negocio.

—Es su gusto —dijo Kevin.

—Si quieres puedes pasar la noche aquí en la casa del restaurante para que descanses pero solo podrá ser por hoy. Luces muy agotado. —dijo Cynthia.

—Gracias pero quiero ir al concierto de Leyla esta noche.

—En ese caso vas a tener que apurarte porque ya empezó.

Kevin tomó un baño y se puso otra ropa que ella le dio. Eran las 10 de la noche y Cynthia le explicó donde queda el lugar del concierto y le dio dinero para que fuera.

—¿Y eso?

—Para que tomes un taxi y para que tengas de más —le dijo Cynthia.

—Pero……

—Lo que hiciste hoy fue más suficiente para pagar tu deuda. Has trabajado duro. De dónde sacas tanta energía chico y ahora te vas para un concierto. Bueno no te detengo más.

—Gracias por todo Cynthia.

—Por nada Kevin.

Kevin se fue y tomó un taxi hasta el lugar del concierto. Se le había ocurrido ser guardaespaldas de la cantante.


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TE - Capítulo 12
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La chica de Hollywood y la primera parte de la quinta habilidad

Kevin llegó en el taxi al lugar del concierto que era en Summerstage en Central Park, no pudo entrar pero porque ya estaba lleno y faltaba poco para que terminara el concierto. Esperó en el lugar por donde ella saldría para irse después del concierto. Era medianoche y el lugar estaba muy iluminado con luces muy fuertes que parecía casi de día.

—Ahí está su limusina y dos autos escoltas. Voy a esperar aquí —dijo Kevin.

Kevin no era el único que estaba esperando, había muchos fans, estaba la prensa, sus guardaespaldas y la policía. Un chico se le acercó y se sentó al lado.

—¡Esto está bastante concurrido! —dijo Kevin.

—Eso no es nada, espera a que ella salga. Esta es una de las oportunidades para pedirle autógrafos —dijo el chico.

—¿Y estás aquí por uno? —preguntó Kevin.

—Por supuesto. Además la seguridad se ha aumentado porque la última vez que lo hizo un fan se le echó encima, no la quería soltar y por medidas de seguridad ya nadie del público la puede tocar. Y a ella que encantaba saludarlos, es bastante dedicada ahí donde la ves, no es capaz de rechazar a nadie y nadie es insignificante para ella.

—Parece buena persona —dijo Kevin.

—El público en parte es la razón de todo artista —dijo el chico.

—Me llamo Kevin ¿y tú?

—Joel. Es un placer.

Ambos se saludaron chocando los puños.

—Quiero ver si puedo alcanzar alguno, pero lo que más quiero es verla de cerca. Su belleza es incomparable, te derrites nada más con estar cerca de ella.

—Ya veo por qué le saltan encima —dijo Kevin de forma jocosa.

—Tienes razón, pero yo no soy como los demás —dijo Joel.

Durante la conversación, el concierto había terminado, pasó un rato para que salieran y al cabo de varios minutos salen los guardaespaldas junto con la policía delante de ella apartando a las personas, sale ella con su representante (de tamaño y peso mediano), 2 ayudantes y luego más guardaespaldas detrás de ellos.

—Mira, ya está saliendo, vamos —dijo Kevin.

—Vamos.

Kevin y Joel fueron enseguida pero las personas y la prensa estaban en el medio y no podían pasar. Le tiraban fotos, querían entrevistarla pero no se lo permitieron.  Antes de que ella se subiera en la limusina, Kevin y Joel se apartan de las personas.

—Bueno, no hubo manera de llegar a ella —dijo Kevin lamentado.

—Aún podemos hacer algo.

—Sí, seguirla, pero con qué auto.

—Con el mío. Vamos —dijo Joel apurando a Kevin.

—¿Estás seguro? —le preguntó Kevin.

—Dale que se nos van.

—Okey —dijo Kevin y lo siguió.

Se suben en el auto y se colocaron cerca de por donde ella se iba a ir.

—Ahora cuando salgan, van para el hotel donde ella se está quedando. Y allá habrá menos personas. La podremos ver antes de que entre al hotel —dijo Joel.

—Buena idea pero no creo que sea tan fácil poder seguirlos. Quizás cierren el tráfico para ella —dijo Kevin.

—Conozco una calle que nos deja cerca de donde ella se va a quedar pero desde ahí tenemos que caminar.

—Adelante entonces.

—Parece que ya se van —dijo Joel señalando el auto de ella.

En ese momento arrancan la limusina y los 2 coches de escolta. Luego salen Kevin y Joel detrás, distanciados para no levantar sospechas. La siguieron hasta que cerraron el tráfico y Joel tomando otro rumbo le pegó el pie al acelerador ya que tenían que dar una vuelta larga hasta que llegaron a un lugar apartado del hotel donde Leyla se iba a quedar. Se bajaron del auto y caminaron rápido. 

—Se nota que no es la primera vez que haces esto —le dijo Kevin.

—Y sin éxito —le respondió Joel.

—Lo bueno que tienes es que no te has rendido.

—La verdad no sé cuando hacerlo.

Llegaron un poco agotados a un hotel lujoso que tenía la entrada bajo techo. Leyla iba entrando con sus compañeros y escoltas.

—Apurémonos para alcanzarla antes de que entre al hotel —dijo Joel apurando a Kevin.

Kevin y Joel tratan de alcanzarla antes de que ella entre al hotel pero llegaron tarde. No lograron acercarse a tiempo y ella había entrado.

—Creo que hasta aquí pudimos llegar y no podemos entrar al hotel  —dijo Joel.

—Ni siquiera pudimos acercarnos —dijo Kevin.

—Otro fracaso. Bueno Kevin fue un placer conocerte —le dijo Joel desanimado.

—Igualmente y oye no te desanimes. Ya tendrás tu oportunidad —le dijo Kevin pero se lo detuvo antes de que se fuera—. ¿Podría tener tu número?

—Sí. Ponlo en tu móvil.

—No tengo móvil. Lo siento.

—Bueno no importa toma mi número y cuando consigas un móvil me llamas ¿ok?

—Perfecto —le dijo Kevin y Joel le escribió su número en un papel recortado y se lo dio.

—No te olvides de mí.

—Cuídate.

—Tú también.

Se saludaron. Joel se fue pero Kevin se quedó. Ahora que estaba solo. Pensó en entrar usando las habilidades pero no quería llamar la atención. Y de forma normal no lo dejarían. De todas formas se acercó a la puerta del hotel luego de que habían entrado. Había dos de la seguridad que cuidaban la entrada del hotel.

—¿Necesita algo señor? —le dijo uno de los guardias que estaba en la puerta a Kevin.

—Me gustaría hablar con Leyla —dijo Kevin apuntando a Leyla que iba caminando acompañada con sus guardaespaldas y con su representante.

—No puedes, retírate.

Entonces Kevin rápido se escabulló pasando entre ellos y estos le apuntaron con armas de fuego inmediatamente.

—¡ALTO AHÍ! —dijo uno de ellos, Kevin se detuvo a unos metros de Leyla y los guardaespaldas de ella cuando lo vieron le apuntaron también.

—Llévenselos de aquí —dijo uno de los guardaespaldas para que se alejaran a Leyla y a su representante de Kevin.

—Esperen —dijo Kevin—. Solo quiero decirle algo a ella y después me voy.

Leyla escuchó lo que dijo y se detuvo. No la querían dejar pero ella insistió y le habló de lejos.

—¿Qué es lo qué quieres chico?

—Yo realmente vine a ti porque quiero ser uno de tus guardaespaldas —le dijo Kevin apenado ya que sonaba patético que un desconocido le dijera de la nada a alguien famoso algo así. 

Leyla y los que están con ella se sorprenden. Su representante casi echa una risa.

—¿Lo dices en serio? —dijo el representante molesto y le dijo a Leyla—. Vamos, tenemos cosas que hacer y necesitas descansar.

—Espera Brad —le dijo ella a su representante y se dirigió a Kevin—. ¿Cómo te llamas?

—Kevin —le respondió y luego pensó—. Ella es como dijo Joel, no ignora a nadie.

—Kevin —dijo ella de forma sensual e hizo una pausa y continuó—. Te entiendo. Quieres un autógrafo. Por eso llamaste tanto la atención. Eres valiente.

Ella se iba acercar a él.

—No lo hagas. Es sospechoso —dijo uno de los guardaespaldas.

—Suficiente. Despejen el local —dijo el guardaespaldas líder. Se llevaron a Leyla y sacaron a Kevin a la fuerza del hotel.

Kevin quiso usar las habilidades de la electricidad pero no le pareció correcto. Lo sacaron del hotel.

—¿Por qué simplemente no lo ignoraste? —le preguntó Brad a Leyla.

—No me gusta rechazar a las personas así que para que no hacerlo sentir mal le presté atención un momento —dijo Leyla.

—Aunque de todos modos no sabemos qué vino a hacer aquí realmente —dijo Brad.

—Estoy enojada. Trataron a ese pobre chico como si fuera un criminal y no me dejaron terminar de hablar con él —dijo Leyla.

—Sabes que es el protocolo de seguridad. Este caso fue diferente —dijo Brad. Y recordando a Kevin, orientó a que unos guardaespaldas de la seguridad de Leyla lo siguieran.

Kevin iba caminando, pensaba frustrado. Se sentía inferior por la forma en la que lo trataron.

—Pude haberlo hecho pero no me parecía correcto exponerme. Creo que la oportunidad con ella se perdió. Ya pensaré en algo, ahora lo que necesito es descansar pero está muy lejos el restaurante de Cynthia. Mejor busco un parque para descansar hasta mañana y me ahorro el dinero que me queda.

Al cabo de un rato caminar, dos hombres pasan al lado de Kevin y regresan despacio por detrás de Kevin sin que se diera cuenta. Uno lo agarra aguantándole los dos brazos por la espalda y el otro de frente le pone un cuchillo en el cuello. Los guardaespaldas que había mandado Brad vieron lo que estaba sucediendo con Kevin desde lejos.

—Parece que solo es un chico callejero —dijo el guardaespaldas 1.

—Deberíamos ayudarlo —dijo el guardaespaldas 2.

—No es nuestro problema, no sabemos en qué está metido. No debemos involucrarnos. Dejémoslo —dijo el guardaespaldas 1 y se retiraron abandonando a Kevin.

Mientras Kevin estaba con los dos sujetos que lo amenazaban.

—Pero qué rayos —dijo Kevin forcejeando.

Mientras lo sujetaban, el que estaba frente a Kevin le quita el cuchillo del cuello y toma la cartera de Kevin.

—Esta vez no me va a pasar lo mismo —dijo Kevin y le dio una descarga eléctrica al que lo estaba sujetando soltándolo enseguida y apartándose con todo el cuerpo entumecido. Era su mejor arma cuando alguien lo retenía a la fuerza. Rápido Kevin usa la compresión de tiempo, recupera su billetera y se la echa en el bolsillo, el ladrón pensó en cómo la cartera había desaparecido de su mano. Y este le lanza un cuchillazo a Kevin y este con la izquierda aguanta el cuchillazo sujetando el brazo por la muñeca y con la mano derecha le pone la mano en el cuello, luego enojado activa el campo de fuerza alrededor de su cuerpo y activa la visión electromagnética mirando fijamente al ladrón. 

—¿Qué rayos eres? —dijo el ladrón asustado mirando los ojos de Kevin que comenzaban a brillar.

Luego el que estaba en el suelo se levanta, saca su cuchillo y empieza a apuñalar a Kevin por la espalda pero el campo de fuerza no dejaba al cuchillo entrar al cuerpo de Kevin.

—¿Por qué el cuchillo no le entra? ¿Qué es eso que lo protege? ¿Quién es él? —dijo el hombre asustado.

En lo que Kevin miraba fijamente al ladrón todo se puso blanco de repente para ellos dos. Luego de esto, Kevin y el ladrón aparecieron en un lugar completamente blanco, idéntico al que Wyrat le había mostrado a Kevin.

—¿Dónde estamos?¿Qué me hiciste? —dijo el ladrón mucho más asustado.

—No lo sé, es la primera vez que hago esto —respondió Kevin sorprendido.

—Este lugar es idéntico al que Wyrat me mostró. Ahora que recuerdo, Wyrat me dijo que este lugar es el espacio entre dos mentes, ahora estamos aquí pero nuestros cuerpos están aislados de la mente. Si esto es así voy a intentar algo —dijo Kevin pensando en voz alta.

—¿De qué estás hablando? Sácame de aquí —dijo el ladrón mirando hacia todos los lados tratando de huir de ese lugar pero no podía.

Kevin se concentró e hizo aparecer una imagen de todos los recuerdos de ese hombre. Tiene una hija pequeña, había perdido su trabajo, su familia lo había abandonado para no cargar con un peso después del accidente que tuvo que le hizo perder la memoria.

—¿Qué es esto? —preguntó el ladrón.

—Yo no tengo hijos —afirmó Kevin y pensó en su familia.

Kevin y el hombre observaban los recuerdos los cuáles sorprendían al hombre.

—Parece tienes una familia. Estos son tus recuerdos —le dijo Kevin.

—No puede ser —dijo el ladrón llenándose de tristeza.

Mientras tanto el ladrón que estaba fuera, observaba como los cuerpos de su amigo y Kevin estaban paralizados, no podía hacerle nada al cuerpo de Kevin porque tenía el campo de fuerza. Este se asustó mucho y se fue corriendo.

—¡Demonios nos metimos con el tipo equivocado! —dijo el que estaba fuera y se fue dejando a su compañero.

Kevin se volvió a concentrar y regresó todo a la normalidad. Cuando volvieron en sí, el hombre se dio cuenta que su compañero no estaba y se fue corriendo también.

—Vaya, solo quise asustarlo pero terminé dentro de su mente. ¡Qué fuerte! —dijo Kevin pensando—. Pero estoy enojado de verdad.

Kevin continuó caminando, llegó a un parque cercano, se acostó en un banco, a lo lejos se escuchaba música romántica que le hizo recordar a las tres chicas que había dejado atrás y se quedó dormido mirando las estrellas.

Mientras los guardaespaldas llegaron a Leyla y Brad para informar.

—El chico parece que solo era un vagabundo. Dos sujetos se encontraron con él mientras caminaba y lo tenían amenazado con armas blancas. O sea que ya no debería ser un problema, deben de haberse encargado de él. Quizás fueron quienes lo enviaron.

Leyla cambió su semblante pues empezaba a preocuparse por el chico.

—¿Por qué no lo ayudaron si estaba indefenso? Quizás no tenía el valor para decir que estaba en problemas y buscaba protección con otros argumentos —dijo Leyla.

—¿Por qué lo haríamos? Desde que entró como un loco al hotel corriendo detrás de ti era una amenaza —dijo el guardaespaldas 1.

—¿Por qué? ¿No sienten culpa? Ahora podría estar….muerto —dijo Leyla entristeciéndose un poco.

—No debíamos implicarnos. Aún así no sabemos en qué estaba metido el chico. Tenemos que cuidarnos y tenemos nuestros problemas. Además tristemente muchas personas mueren cada día. Lo sabes Leyla. No puedes salvar a todo el mundo ni estar preocupada por todos. Recuerda lo que te sucedió —dijo Brad.

—Lo sé. A veces no puedo evitarlo. Me siento culpable por haber contratado personas insensibles —dijo Leyla dirigiéndose a los dos guardaespaldas con tono calmado—. Ustedes dos están fuera.

—Pero…. —dijo Brad pero fue cortado por la voz de Leyla.

—No se hable más el tema —dijo Leyla seria.

—Solo nos estaban protegiendo.

—¡BRAD! —dijo ella su nombre con un tono alto.

—Como digas —dijo Brad y despidió a los dos guardaespaldas quienes se retiraron sorprendidos—. Lo siento chicos. No es mi decisión.

Leyla pidió estar sola en su suite y mientras salía de tomar un baño y observaba la TV cambiando los canales, una noticia reciente de un chico que se encontró muerto en la calle de NY con varias heridas. El único caso esa noche. Solo vieron el cuerpo cubierto con una manta cuando lo llevaban en una camilla. Leyla se entristeció un poco e hizo lo que pudo para tratar de desconectar del suceso pues ya estaba tenía que seguir adelante.


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