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SMYS - Capítulo 91
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Capítulo 91: La Arena Cosmos (2)

Traductor: Crowli
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Volumen 4

“¿Es más peligroso de lo que creo?”.

Jin repitió las palabras de Kashimir mientras enfundaba su espada, y su compañero asintió con la cabeza.

“En efecto. A diferencia de otras competiciones, aquí no existe la regla de no matar, por lo que es muy peligroso. Aunque es cierto que la mayoría de los competidores son novatos, algunos solo están allí para matar”.

La Arena Cosmos no tenía reglas, como era de esperar de una lucha organizada por piratas.

Incluso el asesinato estaba permitido, y no había restricciones en cuanto a armas y herramientas especiales. Era una competición loca que incluso permitía el asesinato o el homicidio antes del combate.

“Solo hay que derrotar al oponente utilizando cualquier método. Hay una historia en la que un tipo tomó como rehenes a la familia de su oponente y amenazó con matarlos. Todo para ganar, por supuesto”.

Por eso, aunque los oponentes solo eran de 2 o 3 estrellas, los competidores tenían que anticiparse a los trucos sucios.

“Los de 4 o 5 estrellas que no saben nada se convierten en su presa. Después de recorrer el mundo sin ser conscientes de su lado oscuro, son humillados por los trucos y artimañas que se utilizan en esa loca competición. Bueno, no digo que tú vayas a pasar por lo mismo. Tú estás... bueno, muy lejos de ese nivel”.

De hecho, él ni siquiera era comparable a esas personas.

“También hay luchadores por encima de las 6 estrellas que derrotan al oponente con el uso de una fuerza inmensa. En ese punto, no importa si usan trucos o no. Estos son los verdaderos depredadores de la arena. Bueno, solo son pervertidos que vienen en busca de estimulación”.

“¿Estimulación?”.

“Sí. Ya sabes, ese tipo de gente. Sádicos que destruyen a su enemigo y sienten satisfacción por ello, las personas más peligrosas”.

“Tío, ¿qué tipo de competición permite que sucedan estas cosas?”.

Según Kashimir, era una competición sucia y de bajo nivel. Se caracterizaba por peleas sangrientas que incitaban al público a beber y apostar.

“Bueno, el nombre oficial no es competición, es solo una arena. Si no fuera por Dante, no te habría pedido que participaras”.

“Seguro que no encajará entre la multitud. ¿Hay algún premio loco esperando al ganador?”.

“El ganador puede elegir entre una gran variedad de premios o mil monedas de oro. Para un plebeyo, sería mucho dinero. Pero para el sucesor del clan Hairan, sería calderilla.

“Entonces, ¿estará allí su enemigo mortal o algo así?

“Por ahora, no tenemos información sobre su participación. Pero en mi opinión...

Kashimir se detuvo un segundo.

“Quizás quiera poner a prueba su destreza con la espada. Ver si su hoja brilla en la oscuridad de los trucos malvados. Si no, solo se está arrojando a un agujero de mierda”.

Eso no tenía sentido.

No tendría sentido que Dante se presentara a una competición tan sucia para poner a prueba su destreza con la espada.

“En cualquier caso, me siento obligado a ir. Dante Hairan... Nunca podría soñar con luchar contra él”.

Antes de su regresión, antes de su expulsión del clan, los plebeyos siempre debatían quién era más fuerte con la espada: Dante o Beradin.

Porque tenían muchas similitudes.

Ambos habían superado las 7 estrellas a una edad temprana, habían sido nominados como los próximos patriarcas de sus respectivos clanes poderosos y habían alcanzado las 9 estrellas a los 30 años. Cada vez que se encontraban en una reunión, la prensa se volvían loca. Además, tenían la misma edad.

“En aquella época, recibían más atención que los hijos de Runcandel. La hermana mayor Luna no se exponía demasiado y el hermano mayor se quedaba atrás”.

No había ningún otro miembro de la segunda generación de Runcandel más fuerte que Dante, aparte de Luna. Aunque no había pruebas definitivas de que fuera más fuerte que todos los hijos de Runcandel, eso era lo que pensaba el mundo.

“Es un tipo que me da curiosidad. No hay nada malo en conocerlo una vez. Espero que no sea tan impulsivo como los Beradin de mi vida pasada”.

Sin embargo, la actitud exagerada de Kashimir le estaba sacando de quicio. Podría haberle pedido a Jin que compitiera con naturalidad, pero lo estaba promocionando como si fuera un traficante de drogas.

“Y estoy seguro de que el Pavo Real de Siete Colores no tiene tiempo libre para investigar a Dante Hairan. Todos los mejores agentes deberían estar investigando a los Zipfels, Alu y Kinzelo. Dudo que sea solo información sin importancia que hayan encontrado...”.

Pensando hasta ese punto, Jin sonrió.

“Fueron órdenes de mi padre. Es probable que la información sobre Dante provenga del clan Runcandel. Ahora que lo pienso, en el Jardín, mi padre me envió primero para poder hablar a solas con Kashimir”.

Consideró la posibilidad de que Kashimir hubiera enviado informes a Cyron sobre su progreso desde aquel día en el Jardín de las Espadas. Sin embargo, no tenía ninguna importancia. No había ninguna desventaja que pudiera afectar a Jin.

En cambio, se sentía un poco travieso.

“Mmmm... Sir Kashimir, ¿de verdad tengo que ir?

“¿Eh?

“No me apetece mucho asistir a una batalla tan patética. Y puedo enfrentarme a Dante Hairan en cualquier momento en el futuro.

“¡Ejem! Joven Jin, piénselo, por favor. Es obvio que se encontrará con él muchas veces, ya que es un Runcandel, pero ¿habrá alguna oportunidad de luchar contra él? Podría ser una oportunidad única en la vida...”.

“Jaja, no soy ninguna leyenda de la lucha ni nada por el estilo. Además, últimamente me siento cansado de luchar contra Lady Alisa”.

“J-joven maestro, no sea así... Confíe en mí y participe. ¿No es una oportunidad para evaluar la fuerza de Dante Hairan? Jajaja, se me está enredando la lengua. Quizás estoy sufriendo un golpe de calor...”.

Jin señaló la ventana y se rió. Afuera, nevaba. Las tormentas de nieve de principios de enero estaban llegando.

“¿Un golpe de calor?

“Oh, otro error mío. ¡De todos modos, joven Jin! Ya he rellenado tu formulario de inscripción. Confía en mí y apúntate, ¿vale? ¡Estoy seguro de que será una gran experiencia para ti!

“Bueno... Si tú lo dices, no puedo hacer nada. Participaré.

“¡Gracias, joven maestro Jin! Ah, y además, debe marcharse mañana. El calendario es muy apretado. ¡Eso es todo!

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“¿Mañana? ¡Espere, señor Kashimir!

Kashimir salió rápidamente del área de entrenamiento sin mirar atrás.

Y las sospechas de Jin se confirmaron.

“Sin duda le está informando a mi padre sobre mi progreso. Y esta debe ser la primera orden: enfrentarme a Dante Hairan”.

Jin se rió entre dientes. Sabía que su padre estaba interesado en él y en su progreso, pero no creía que fuera suficiente como para intervenir.

Sus hermanos se volverían locos si se enteraran.

“Y el señor Kashimir es pésimo actuando... ¿Solo delante de mí? He oído que era muy bueno en política después de convertirse en el gobernante de Tikan”.

Jin se rió entre dientes una vez más.


La Arena Cosmos se encontraba en una isla al sur del Imperio Bellard. Estaba justo fuera del territorio Bellard, por lo que el océano que la rodeaba era el patio de recreo de los piratas.

Jin fue solo a esa isla.

“Es una misión ordenada por mi padre, así que es mejor no llevar a nadie más”.

Si llevaba a alguien con él, Jin tendría un vínculo emocional que podría lastrarlo.

Sabía lo que su padre quería decir: barrer a la competencia solo con una espada.

Usar magia y energía espiritual ante un público tan numeroso era una locura.

“Ha pasado mucho tiempo desde que recibí una misión en solitario después de la de Mamit. Pero, al igual que la última vez, tengo que lidiar con forajidos”.

Tras llegar al Imperio Bellard, tomó un ferry a la isla, gastándose una gruesa bolsa de oro.

La isla... no tenía buen aspecto.

Tenía el ambiente de los más bajos de los bajos infestando el lugar, con calles malolientes que tenían manchas frescas de sangre por todas partes.

Cualquier tipo de disturbio podía acabar con una puñalada. Además de ser una isla remota, estaba llena de piratas que habían probado lo amargo y lo dulce de la vida, por lo que era imposible mantener el orden en el lugar.

“Kekekeke”.

Cada cinco pasos, había gente riendo histéricamente, enloquecida por las drogas.

Pero no todos eran así.

De vez en cuando, había casas con guardias y niños, y caballeros con armaduras decentes. Eran competidores o espectadores de la arena.

Jin comenzó a seguir a una de estas personas respetables. Sintió que podría llegar a la recepción siguiendo al hombre.

Y tal y como pensaba, tras caminar durante treinta minutos, llegó a la recepción. Una mesa sola colocada frente a una arena que parecía peor que una pocilga.

“He venido a inscribirme en la arena.

Le entregó el formulario de inscripción que Kashimir había rellenado y el recepcionista abrió los ojos. El pelo cubría su gran cuerpo y los tatuajes se extendían por todos sus brazos.

“¿Eh? El plazo de inscripción ya ha terminado. Vete a la mierda. Mejor muérete mientras te vas”.

“¿Ya pasó? Estoy seguro de que abren hasta el atardecer”.

“Oh, es que no quiero aceptar más inscripciones. ¿Estás sordo?”.

El hombre formó un círculo con el pulgar y el índice. Claramente, quería dinero.

Jin sabía que para acabar con los problemas relacionados con el dinero había que pagar.

Con el interés añadido de darle una lección al tipo.

¡Crack!

Jin dio una patada a la mesa. Cuando el hombre intentó levantarse, Jin le dio un puñetazo en la coronilla. En el puño de Jin estaba el formulario de inscripción arrugado.

“¡Erk! Argggh, este cabrón.

“Toma. Te daré el dinero.

Y tiró unas monedas de oro al suelo. La expresión del tipo se iluminó y asintió con la cabeza.

Jin solo podía sorprenderse de la fuerza de su puñetazo, que podría haber herido gravemente a un caballero de cuatro estrellas entrenado.

Sin embargo, a pesar de recibir el golpe, el tipo se levantó inmediatamente y se rió al ver el dinero.

“¡Inscripción completa! ¡Jajaja! Un chico con garra. Me gusta. Lucharás en el grupo 13. Toma esto y entra. Los demás te acompañarán.

El hombre le entregó un pequeño trozo de papel con algo escrito.

(Grupo 13, Jin Grey).

“Jajaja, bienvenido a la Arena Cosmos, llena de amor y fervor. ¡Da lo mejor de ti!”.

“Como me golpeó sin motivo, lo pondré con los tipos fuertes. Ah, y si este chico no sobrevive a esta noche, lo cocinaré y se lo daré de comer a los tiburones”.

El hombre, que sonreía con sus dientes chapados en oro, era el anfitrión de la competición.

El Rey Pirata Cosmos.


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