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SS - Capítulo 45
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Capítulo 45: 36 500

Traductor: Crowli

Limon ni siquiera había movido la espada.

No podía entender por qué Park se había derrumbado de repente en el suelo derramando sangre cuando él no había levantado ni un dedo.

“¿Qué es esto? ¿Un repentino arrebato de conciencia y humanidad le ha llevado al suicidio?”.

“Se ha sobrecalentado”.

“¿Eh? ¿Se ha calentado tanto por una provocación?”.

¿Qué clase de mente débil es esa?

“Es lo que pasa cuando se usan demasiadas habilidades al mismo tiempo”.

“Ah, ¿como cuando te pusiste nervioso y casi mueres cuando usaste esas mil habilidades contra mí al mismo tiempo?”.

“Sí”.

Limon asintió por un momento, pero rápidamente se volvió a confundir al mirar a Park.

“Entonces, ¿por qué está tan mal?”.

Efectivamente, Park estaba en un estado espantoso.

Con los orificios y la ingle cubiertos de sangre y orina, y los vasos sanguíneos rotos por todo el cuerpo, ya estaba a medio camino de convertirse en un vegetal.

Incluso después de mil habilidades, Lee Chun-gi aún no había perdido completamente el control.

Park solo había usado unas pocas, ¿por qué?

Lee Chun-gi dio una respuesta sencilla.

“Probablemente, el secretario Park nunca ha recibido entrenamiento para activar múltiples habilidades”.

No había duda de que Lee Chun-gi era capaz de adquirir un número infinito de habilidades gracias a la habilidad absoluta “Réplica de técnicas”.

Pero fueron sus años de entrenamiento constante, acondicionamiento físico y montaje de equipo específico lo que le permitió utilizar cientos de esas habilidades infinitas simultáneamente.

Por no mencionar que solo podía utilizar cientos a la vez mientras estaba en su estado de Overlord.

El problema de Park era que solo había robado las habilidades y el estatus de Lee Chun-gi.

El esfuerzo era algo completamente diferente.

“Es increíble que siga vivo después de usar descuidadamente mis habilidades sin el equipo y el entrenamiento necesarios”.

“... Entonces, ¿estás diciendo que este imbécil se autodestruyó después de robar tus habilidades sin siquiera conocer sus límites?”.

“Básicamente”.

Limon miró al hombre que se retorcía en el suelo.

¿Cómo podía existir alguien tan idiota?

Se dio la vuelta para mirar a Lee Chun-gi.

“Para ser sincero, me quedé bastante impresionado cuando te vi triunfante con solo un caparazón vacío de mi destreza con la espada. Pero realmente estabas en el lado soleado, ¿eh?”.

¿Era un cumplido o se estaba burlando de él?

Dado que el objeto de la comparación era tan tonto como el hombre llamado “Park Hyun-gun”, Lee Chun-gi no sabía qué decir.

Después de un rato, finalmente rompió el silencio.

“Siento que te debo una disculpa por esto.

“Déjalo, así son todos los jugadores.”

Lee Chun-gi dejó de hablar sin llegar a ninguna parte.

En el fondo, Lee Chun-gi y Park eran esencialmente iguales: ambos eran unos arrogantes gilipollas que habían sido humillados por Limon. La única diferencia era la gravedad de la humillación.

Aunque pensaba que meter a todos los jugadores en el mismo saco que Park era un poco irrespetuoso.

“¿Por qué...?”

Parecía que el idiota al menos era consciente de su error.

Usando algunas habilidades de recuperación, apenas mejoró de actuar como una cucaracha retorciéndose a un ser humano retorciéndose.

Escupiendo más sangre, gritó.

“¡Yo... yo trabajé duro! ¡De verdad que lo hice!”.

Lee Chun-gi tenía los atajos gracias a su habilidad de trampa.

A diferencia de él, Park se había esforzado mucho con “Alias del Dios Falsificado”, que no servía para nada excepto para mentir.

Sudó sangre y lágrimas mientras los demás, unos inútiles indefensos, hacían el ridículo vomitando mierda sobre la paz y las “pequeñas alegrías de una vida sencilla”, o lo que coño fuera eso.

Utilizó el dinero del gremio para reunir su equipo y sus objetos.

Arriesgó su vida para subir de nivel.

“¿Por qué tengo que ser yo el que se coma la mierda?”.

Park no lo entendía.

No, era inaceptable.

El hecho de que él no pudiera hacer lo que Lee Chun-gi, el bastardo afortunado al que le habían entregado Monarchy, podía hacer.

Mientras se convertía ridículamente en el villano y en el héroe que mataba a dicho villano.

Mientras se retorcía en el suelo como un gusano en sus últimos momentos.

“¡Esto no es justo!”,

gritó Park mientras derramaba sangre como si fuera piel muerta.

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Esto estaba mal.

Si existía aunque fuera un poco de justicia en este mundo, él merecía ser recompensado más que nadie.

Tal rencor y furia se desataron en sus gritos.

Limon mantuvo sus pensamientos breves.

“Maldito loco de mierda”.



“... ¿Qué has dicho?”.

“¿De verdad tengo que decírtelo? Es obvio...”.

Demasiado desconcertado para enfadarse, Limon miró a Park con expresión consternada.

El hecho de tener que decirlo le agotaba. Dejó escapar un suspiro.

“La vida no es un juego, idiota.

Completar la mazmorra te da riqueza y gloria. Cualquiera podía hacerse más fuerte si subía de nivel, y cualquiera podía conseguir buen equipo con dinero.

Esa era la mentalidad de los jugadores: que los resultados llegaban naturalmente con el esfuerzo.

Pero eso les llevaba a olvidar con demasiada facilidad un hecho crucial.

“¿De verdad crees que la luz al final del túnel existe para todos los que se dejan la piel?”, señaló Limon con voz cansada.

¿El éxito se consigue con esfuerzo?

¿La gente no tiene éxito porque le falta

esfuerzo?

Limon lo sabía mejor que nadie: eso era una auténtica tontería.

Hay prodigios que ven y aprenden una cosa y entienden cien.

Hay personas que nacen con una cuchara de oro en la boca, con una vida de riqueza y gloria garantizada.

Hay afortunados que triunfan solo con suerte.

Su mera existencia demostraba que la teoría del “trabajo duro” era errónea.

Eran la prueba viviente de que no todo el mundo era recompensado por sus esfuerzos y de que había límites que no se podían superar trabajando duro.

“Por eso la gente alaba el esfuerzo y respeta a los trabajadores”.

Si el esfuerzo tuviera una recompensa justa y segura, no sería diferente del trabajo de burro.

Ya saben que el mundo es injusto.

Saben que pueden fracasar.

Saben que hay un límite que no pueden superar.

Y, sin embargo, siguen intentando desafiar sus límites para luchar contra esta injusticia, aunque no tengan éxito.

Eso es lo que hace que el esfuerzo sea valioso.

“¡Trabaja duro!

Trabajar duro no significa “lograr resultados”.

Significa tener una mentalidad firme y una actitud proactiva que no vacile ante el fracaso.

Pero lo único que había eran unos mocosos afortunados que nunca habían fracasado después de intentarlo.

Gente que ni siquiera sabía lo que significaba “fracasar”, gritando

“¡Trabaja duro!”,

como si fuera la respuesta a todo.

“El hecho de que te esfuerces no te da derecho a matar, engañar y robar a los demás como te dé la gana”.

¿Esforzarse más que los demás?

¿Merecer los resultados?

¿Despreciar y reírse de los que no lo intentan?

Eso no es trabajar duro, ¡ni siquiera es lógico!

Es fanatismo y obstinación sin fundamento.

De hecho, los que dicen esas tonterías son los que se sobreestiman y menosprecian a los demás. Es bastante impresionante, la verdad.

“Bueno, si quieres cerrar los ojos a la ley y la razón y vivir la vida como si fuera un juego, adelante. El libre albedrío es tuyo”, sonrió Limon.

Ya sea que cometiera un asesinato como si fuera un PK, subiendo de nivel, o esforzándose porque le apetecía...

Cómo cada uno elige vivir su vida es su libre albedrío. Así es la vida.

“Igual que es mi libre albedrío matarte y cobrar mi deuda de sangre”.

Solo hay una cosa importante:

Hacer lo que quieras en un juego te llevará a que te suspendan la cuenta.

En la vida real, morirás.

“¿M... Matar? ¿Matame?”.

“¿Qué otra cosa puedo hacer? No me digas que creías que había venido hasta aquí para entregarte a la policía”.

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Limon se burló con frialdad.

Park sintió cómo se le helaba la sangre.

Por fin comprendió que Limon estaba allí para matarlo.

Un movimiento en falso no solo le costaría su futuro, sino también su vida.

Gritó con todas sus fuerzas.

“¡Eso es un asesinato!”.

Los tribunales existían para decidir el precio que se pagaba por los delitos cometidos.

Matar a una persona por rencor personal era injustificable a ojos de la ley: era un delito.

La respuesta de Limon a sus gritos desesperados fue simple y concisa.

“¿Y qué?”.

No se hacía el tonto ni se burlaba de él.

Limon ladeó la cabeza como si realmente no entendiera el significado del arrebato de Park, mientras clavaba la mirada en él, que se había quedado paralizado.

“Si has obtenido tus ganancias mediante delitos, deberías saber que cualquiera puede pasar de la ley para matarte. Eres un completo idiota.

“¡……!

Park Hyun-gun acababa de darse cuenta de que el hombre que tenía delante era Limon Asphelder.

El perro rabioso que había asesinado violentamente a 200 personas, incluido el director de la PAB, había tomado como rehén al presidente y había derribado a un monarca.

No había forma de que la ley pudiera hacer nada para detener a un monstruo así.

Y en ese momento, Park finalmente entendió lo que significaba la declaración anterior de Limon.

La vida no es un juego.

Un juego tiene operadores del sistema: administradores, moderadores.

En la vida real solo existía la ley impotente.

No había ningún operador del sistema que pudiera protegerlo después de haber infringido la ley y robado lo que él creía que era el fruto legítimo de su trabajo.

Y aunque lo hubiera habido, no habría servido de mucho.

Ya fueran operadores, dioses o incluso constelaciones.

Limon no dudaría en acabar con cualquiera que se interpusiera en su camino para saldar su deuda de sangre.

“¡Señor! ¿Va a permitir que esto suceda?

Park se aferró a Lee Chun-gi.

Se vio empujado a un punto en el que solo podía pedir ayuda a la persona a la que acababa de intentar matar momentos antes.

Pero Lee Chun-gi no le prestó atención.

“¿Es suficiente con un día? “preguntó estoicamente.

“Que sean cuatro.

“Eso es...

“He dicho cuatro.

Sin aceptar ninguna objeción, Limon dictó con voz fría y lenta.

Lee Chun-gi miró a los ojos dorados del hombre.

Después de un rato, cerró los suyos sin decir nada más.

“Nadie pisará este lugar durante cuatro días, a partir de ahora.

“... ¿Señor?

Park no entendía qué significaba la decisión de Limon de cuatro días ni la promesa de Lee Chun-gi.

Su cuerpo comenzó a temblar mientras la ansiedad se apoderaba de él.

“Da gracias. He reducido a cuatro lo que te habría llevado tres meses y diez días”.

“¿Eh...? ¿Dar gracias... por qué? ¿Qué voy a hacer aquí durante cuatro días?

“Creo que ya te lo he dicho”.

Limon levantó sin esfuerzo su espada y la clavó en el hombro tembloroso de Park.

“He venido a matarte.

“¡¿Aagh?!

Los ojos de Park se abrieron como si fueran a salirse de sus órbitas.

No era solo porque la espada de Limon acababa de atravesarle las entrañas y clavarse en su columna vertebral.

En cuanto la punta de la espada tocó cierta parte de su columna...

Náuseas y un dolor ardiente.

Un dolor que parecía como si todo su cuerpo estuviera siendo pinchado por agujas mientras sus pulmones se incendiaban.

“No te preocupes. No vas a morir hasta dentro de cuatro días, como mínimo.

Sus extremidades temblaban por el dolor insoportable. Ni siquiera podía gritar.

“Además de la esgrima, destaco en las 36 500 técnicas de tortura que aprendí durante mi estancia en la Asociación de los Siete Dragones.


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